Con el cambio de estación van quedando atrás los días grises, especialmente en Lima caracterizada por su cielo color “panza de burro” como decía don Ricardo Palma en sus crónicas. Llega el verano y junto con él los días cálidos, de sol y luz que invitan a comer al aire libre, en playas y terrazas y a compartir platos y alimentos frescos acompañados de vinos blancos cuyas temperaturas frías (no heladas) resultan los aliados ideales.
De acuerdo con los estudios y registros de la OIV, (Organización de la Viña y el Vino), el incremento en la producción y consumo de vino blanco es un fenómeno a nivel mundial, incluso en países como España que tradicionalmente elabora tintos de renombre internacional, se observa un desplazamiento en las cifras provocada por vinos blancos y también rosados, aunque en menor proporción. Incluso, afirma esta entidad, son los más populares entre los consumidores, aunque el vino tinto se sigue llevando las preferencias al momento de la compra.
En nuestro país también notamos esta preferencia de un mayor consumo de vinos blancos, especialmente en los segmentos de clientes más jóvenes que prefieren el estilo fresco y frutal de esta categoría. Por otro lado, la presencia de vinos blancos de añadas antiguas o de guarda, con y sin barrica, también resaltan y además se encuentran en las cartas de vino de los restaurantes más calificados de Lima. Y es que nadie puede dudar de los encantos del vino blanco y más aún cuando el calor provoca una copa marcada por la frescura, las flores, las frutas blancas, cítricas y tropicales.
En Intipalka nos sentimos orgullosos de nuestra línea de vinos blancos que se elaboran a partir de las variedades cultivadas en los viñedos de Ica y Cañete. Allí crecen variedades como Sauvignon Blanc y Chardonnay, ambas de origen francés, así como las patrimoniales como el Torontel. Con la encantadora Moscatel de Alejandría se elaboran vinos en distintos estilos de elaboración.
Teniendo presente nuestra diversa y extraordinaria gastronomía, tenemos claro que los mejores compañeros para el ceviche, nuestro plato bandera preferido por propios y extraños, es el Intipalka Sauvignon Blanc y por supuesto con otros potajes de nuestra culinaria marina como tiraditos, causas, parihuela, y por qué no ensaladas verdes que demandan de la acidez provocadora de estos vinos.
Si optan por una parrilla marina, con mariscos y pescado cocinados al sabor de las brasas el elegido es Intipalka Reserva de Familia, un blend de Sauvignon Blanc y Chardonnay con un toque de barrica. El pollo a la brasa o un cerdito horneado pedirán sin duda Intipalka Chardonnay, con sus notas a piña fresca y frutas tropicales.
En nuestra línea Intipalka Patrimonial tenemos otra uva blanca que resalta por su perfil muy amigable: Torontel. La hemos probado con platos como el ají de gallina y la contundente carapulcra con y sin sopa seca y nos hemos asombrado de la armonía que logra. Para quienes buscan un vino que reemplace el postre, ofrecemos nuestro vino de cosecha tardía de Moscatel de Alejandría, un néctar sedoso y perfumado que puede servirse solo o acompañando algún postre. Su textura en boca permite que sus sabores se expandan y permanezcan durante buen tiempo. Y anunciamos una primicia: atentos al Patrimonial Italia, ya está listo para salir a conquistar paladares. Recuerden servir estos vinos en su temperatura ideal (consulte la etiqueta posterior de la botella), más aún en esta temporada de calor.
NDP
