La premisa de Song, el nuevo restaurante del chef Felix Loo, es dar un paso adelante, refinado y audaz de la propuesta culinaria china en Lima, donde los cocteles tienen un rol protagónico, buscando crear armonías ricas en ingredientes, sensaciones, texturas y asombro al comensal.
Por Vanessa Rolfini (@rutasgolosas)
El trabajo del chef Loo demuestra que conoce la despensa y gusto local, pero que tiene claras sus raíces y ha logrado engranar todo en una experiencia realmente estimulante y sabrosa. Loo, quien viene de estar al frente de Madam Tusan, ahora presenta una propuesta que abarca la culinaria de varias regiones del gigante asiático con acento en Sichuan y Cantón, al punto, que cuenta con el apoyo de cocineros especialmente seleccionados.
Al atravesar el portal rojo intenso, la experiencia debe comenzar con un coctel, especialmente diseñados por el bartender Marcos Blas, que llamará la atención por su presentación con elementos icónicos de la estética cultural china tales como animales míticos y de granja, o evocaciones a la naturaleza. En general, los tragos tienen un hilo conductor compuesto por mezclas inusuales entre licores y destilados de origen oriental y occidental, que desembocan en sorbos refrescantes que preparan al paladar para platos de sabores complejos.
Apenas se siente a la mesa, revise en la carta los cocteles llamados “tradiciones chinas”, para sumergirse en esta experiencia en su totalidad. Entre los más destacados están Shen Long, servido en una cabeza de dragón elaborado con gin, berto bitter, jarabe de toronja y canela china, resulta estimulante y refrescante. El Mao, que lleva Matacuy, baijiu (destilado chino), jarabe de jazmín y ginger beer. Dos opciones más son el Zhü con bourbon y vermut como base; y el Panda con pisco, Luzhou Laojiao Tou Qu (licor chino) y fresas. La carta también tiene opciones más clásicas, con opciones de bebidas sin alcohol.
El sabor de una dinastía
El nombre Song corresponde a la dinastía china que reinó entre los años 960 y 1279, la cual se caracterizó por su sofisticación, el cultivo de las artes, las ciencias, al punto, que se señala como la creadora de la pólvora y del papel moneda. Lo cierto, es que el chef tomó todo ese bagaje y lo imprimió en una carta donde cada plato está cuidadosamente presentado, visualmente estimulante, de sabores complejos, nada está puesto al azar.
Los dim sum son variados, algunos más conocidos que otros, pero todos con un toque inesperado para el comensal, como el Xiao long pao rellenos con caldo de cerdo, que encontrarán deliciosos acompañantes para la mesa en el kao zi con chancho y verduras, el fao ko también con cerdo y nabo encurtido y el chichonfan de langostinos. Los nabos encurtidos son el punto de transición de un plato al otro en el paladar, así que tienen que estar en la mesa.
La carta no es corta, pero tampoco es extensa y abrumadora, lo que permite probar un poco de todo, resulta sencilla de entender. Para quienes van por primera vez, hay que explorar la sección “Song cuisine”, que pisa el terreno de platos más contundentes. Comience con el pato Pekín en un taco elaborado con maíz morado. Resulta distinto y familiar a la vez. Luego el kurobuta che siu, un cerdo al cilindro con una sustanciosa y agridulce salsa de la casa.
Un plato que se destaca son los langostinos King po sen salteados con ajíes y verduras chinas y el sahofan con carne, de las opciones más ricas de la carta, no puede faltar en la comanda.
Otros platos de su llamada “Peruvian fusión” como el pollo envuelto con espárragos, la costilla de cerdo acaramelada y el taypá salteado Song, también tienen que estar en la mesa.
Amplio desde la entrada a la terraza
El lugar es realmente grande, apenas ingrese notará la barra al fondo, y sentirá ganas de quedarse ahí, pero bien vale subir al segundo piso con un salón central iluminado y acogedor, rodeado de algunas zonas privadas que se extienden al tercer piso, con una terraza que en verano será un punto de encuentro. El servicio es bueno, con atención a los detalles y la relación precio calidad es óptima, es decir, no es el chifa de la esquina, pero no dejará los ahorros del mes.