El año pasado la prestigiosa revista Wine Enthusiast premió a la bodega Trapiche como “La Mejor Bodega del Nuevo Mundo”. A propósito de ese galardón, conversamos con el jefe enólogo de la emblemática bodega, Sergio Casé, quien comenzó su vínculo con el vino desde muy pequeño en Mendoza, lugar que lo vio nacer y que hoy es testigo de sus logros. No te pierdas esta entrevista.
Su nombre es Sergio Casé, es mendocino y es el actual jefe enólogo de la reconocida bodega argentina Trapiche. Pero su amor por la vitivinicultura comenzó muchísimo antes de que llegara a la bodega. Justo a los 13 años cuando elaboraba espumantes junto a su padre. Fue así como con el paso del tiempo decidió estudiar enología y su camino junto al vino se volvió interminable. Pertenece a una familia ligada al vino y es la cuarta generación dedicada a este mundo. Lleva dos décadas trabajando en Trapiche, desde el 2000 es responsable de los vinos de alta gama, y lo que más disfruta es despertar en Mendoza, recorrer viñedos e imaginar cómo será el resultado del vino en la botella.
- Sabemos que la cultura vitivinícola está en tus genes, ¿qué significado le das al vino en tu vida?
El vino es todo para mí, es familia, es disfrutar, es amistad, es conocimiento y también es un estilo de vida. Desde que tengo uso de razón el vino es parte de la cultura familiar, herencia italiana por parte de mi padre y española del lado de mi madre, como podrán imaginarse somos una familia con muchos condimentos… jajaja. El vino ha sido testigo de cada acontecimiento familiar.
- Si tuvieras que enlistar 3 de las cosas que más disfrutas de tu labor, ¿cuáles serían?
Lo que más disfruto es estar en contacto con la naturaleza, viendo cómo se desarrollan los viñedos, interpretar cada uno de los terruños; los cuales marcarán el carácter del vino. Disfruto mucho de esa magia que consiste en la transformación de la uva en vino, donde los sentidos se agudizan enormemente. Amo la época de vendimia donde nada se detiene y hay que tomar todo tipo de decisiones técnicas, algunas operativas y hasta a veces filosóficas.
- Cuéntanos un poco sobre la importancia de la bodega Trapiche -una de las más premiadas y reconocidas-, en la viticultura argentina y en el mundo. ¿Qué los distingue?
Trapiche es una gran familia con casi 140 años de historia. Somos una familia que pone mucha pasión en lo que hace, con mucho respeto por su historia y a la vez muy innovadora. Además de la calidad de sus vinos, lo que la hace distinta es la relación con sus consumidores que ven en ella un símbolo de confianza, donde la opción que elijan siempre va a ser muy bien reconocida, y por sobre todo consistente en cada uno de los estilos de vinos.
- ¿Cómo es trabajar junto a Daniel Pi, uno de los enólogos más reconocidos de Argentina? ¿Qué es lo más importante que has aprendido de él?
Trabajar con Daniel siempre es un placer. Es una persona sencilla, generosa con sus conocimientos, inteligente y creativa. De Daniel aprendí a ver la enología desde los sentimientos, que el hacer un vino no es solo aplicar conocimientos de química y microbiología, sino que emocionen.
- Cuéntanos un poco sobre estas líneas Trapiche Reserva, Medalla e Iscay ya que son las que están presentes en Perú.
Trapiche Reserva es un vino en el que pongo mucho foco en el estilo ya que es uno de los vinos argentinos más vendidos en el mundo. Como enólogo siento una gran responsabilidad sobre él ya que siempre tiene que estar vigente y a la vanguardia. Medalla es uno de los primeros vinos premium de la Argentina creado en 1983 cuando Trapiche cumplió 100 años. Es un gran vino proveniente de Luján de Cuyo, lugar tradicional donde supo albergar los grandes vinos argentinos. En la actualidad seguimos utilizando los mismos antiguos viñedos, los que nos dan una particular fruta que termina siendo un delicado vino, muy refinado luego de su paso por barriles y fudres franceses por 18 meses. Iscay es un vino ultra premium, un vino que expresa la máxima elegancia de aromas y texturas. Iscay significa “dos” en quechua y hace referencia a la conjunción de dos variedades. En sus inicios, en 1997, fue Merlot – Malbec en un 50% de cada uno; pero con el correr de los años el Cabernet Franc fue afianzándose en el Valle de Uco mostrando un gran potencial de guarda. En la actualidad, este gran vino, cuya composición es 70% de Malbec y 30% de Cabernet Franc, es un fiel exponente dentro de los grandes vinos del mundo.
