El aroma del lúpulo, la levadura y la malta están presentes por los pasillos de la abadía de Nuestra Señora de Koningshoeven en Berkel-Enschot, Holanda, desde 1884. Cuenta la historia que un grupo de monjes trapenses escapa de Francia para fundar un monasterio en Koningshoeven, y deciden elaborar cerveza como fuente de ingresos. Así nace La Trappe Trappist.

A finales del siglo XIX, un pequeño grupo de monjes trapenses huyó de Francia a Berkel-Enschot, en Holanda. Estos monjes, popularmente llamados “trapenses”, por el origen de su orden, -los franceses Soligny-La-Trappe, que se caracterizan por la austeridad, el deber de la caridad y el silencio-, encontraron un lugar de retiro. Se trataba de un simple prado con unas cuantas casas de labranza y un redil para ovejas que fueron bautizadas con el nombre de Koningshoeven (que en holandés significa “las granjas del rey”) en honor a su anterior propietario, el rey Guillermo II.

Los monjes trapenses necesitaban una fuente de ingresos para cubrir sus necesidades básicas y cumplir su compromiso de vivir dedicados a la caridad. Por eso decidieron elaborar cerveza y hasta el día de hoy, entre los muros de esa abadía, se sigue elaborando cerveza según las normas de estos monjes, obteniendo un producto de calidad, basado en la convicción interna del “hacer el bien”. Estos principios originales otorgan a La Trappe Trappist la etiqueta exclusiva “Producto Trapense Auténtico” de la Asociación Internacional de Trapenses.

Este éxito rotundo en la fabricación de cervezas los llevó a construir entre 1891 y 1894 una nueva fábrica y abadía. Después de muchos años de trabajo, pudieron presentar en 1928, La Trappe Bold, una cerveza rubia con 4% de alcohol y baja fermentación. La fábrica y la abadía constituyen hasta el día de hoy una combinación única de patrimonio industrial y religioso.

A lo largo de los años, los monjes trapistas han ido elaborando una amplia gama de cervezas que han conquistado el mundo desde Holanda. También han formado alianzas con la Royal Swinkels Family Brewers, considerada la segunda empresa cervecera más grande de Holanda con más de 20 marcas en su portafolio. Royal Swinkels Family Brewers tiene un rol de socio estratégico para la marca La Trappe ya que cuenta con el 50% de la participación de la marca, mientras que el resto es propiedad de los monjes de la abadía de Koningshoeven.

El silencio es un ingrediente escaso y sagrado del que muchas veces no disponemos. Es por eso por lo que los monjes recomiendan darte una pausa y disfrutar de esta cerveza en silencio, así lograrás prestar atención a sus verdaderos detalles. Si quieres conocer algunos de sus ejemplares, aquí te presentamos algunos.

Cervezas Trapenses

La Trappe Puur

El padre Abt decidió bautizar a esta cerveza con el nombre de ‘Puur’, que significa “natural” en holandés. Puur de La Trappe cuenta con el certificado Skal, entidad certificadora de productos BIO, y se elabora con energía verde, por lo que la hace una cerveza transparente ecológica y ligera.

La Trappe Witte Trappist

La Trappe Witte Trappist es una cerveza fresca y ligera ideal para calmar la sed. Suave sabor a cebada, ligeramente ácido. La Trappe Witte Trappist es la primera cerveza trapense blanca del mundo.

La Trappe Blond

La Trappe Blond es una cerveza accesible y estimulante con un sabor ligeramente dulce y amargo con matices de cebada. Tiene 6.5% de alcohol y un sabor intenso.

 La Trappe Quadrupel

La Trappe Quadrupel es la cerveza más fuerte de La Trappe Trappist y da nombre a este tipo de cerveza. Sabor pleno, cálido e intenso. Cebada con tonos dulces de dátiles y caramelo. Tiene 10% de alcohol, siendo la primera Quadrupel del mundo.