GASTRONOMÍA

LA PICCOLINA, UN ROMANCE A LA ITALIANA

Published

23 febrero, 2018

El amor nació de la pizza. Así se creó esta trattoria pizzería hace muchos años en Lima y que hoy ofrece una variedad de comida italiana con sus mejores sabores mediterráneos en toda su cadena de restaurantes. Febrero es el mes del amor y la amistad, enamórese con las delicias que nos ofrece este rinconcito al fiel estilo europeo.

¿Puede un gran amor construir una cadena de restaurantes a base de pizza? Mauricio Alayza y su esposa Fabiola lo hicieron. Corría el año 2000 cuando ambos decidieron emprender una pequeña trattoria que ofrecía una carta sencilla de diez pizzas elaboradas de manera artesanal, pero con un cariño y gusto por la comida italiana. Como es de costumbre en el Perú, la familia no podía quedar al margen y el proyecto se edificó con la ayuda de los demás miembros. Las madres de Fabiola y Mauricio, una de descendencia italiana y la otra de origen peruana, intervinieron en la preparación de ese pan napolitano hecho con salsa, jamón, queso y otros ingredientes; mientras los demás familiares y amigos degustaban como comensales.

Así nació este negocio familiar que brinda un ambiente de casa con una propuesta de comida italiana hecha con ingredientes peruanos. Con el transcurrir de los años y la experiencia, su carta ahora ofrece 40 tipos de pizzas en distintas variedades que son preparadas al momento. Si bien iniciaron con la pizza, su carta se fue extendiendo a otros platos de la gastronomía italiana. “A nosotros nos han conocido siempre por nuestras pizzas, incluso el 50 % de las ventas proviene de ellas; pero también somos conocidos por nuestros ossobucos, ensaladas bien variadas y algunos platos con carne y pastas”, asegura Mauricio Alayza, propietario de La Piccolina. En su carta, aunque poco, existen dos platos de fusión peruana como la huancaína con lomo y el risotto de lomo saltado.

En temporadas de verano, según Alayza, su carta presenta otras variedades de comidas, que pueden ser a gusto del cliente. “Lo que nos caracteriza a nosotros es una atención personalizada, y el bufé de pastas y ensaladas en febrero y marzo lo hemos colocado como marino. Además, hemos incorporado algunas cosas más frescas como carpaccio, unos tiraditos saborizados con aceite de oliva y productos como risotto o timbal con langostinos”, nos comenta.

Y como para conservar el sabor artesanal de sus platos y el secretito de las madres, hace cinco años crearon un centro de producción o cocina taller donde elaboran sus propias pastas y salsas. De esta manera, aseguran la calidad de sus ingredientes principales. “Tenemos un almacén y una planta de producción en Chorrillos. Eso lo llevamos a nuestros locales para estandarizar los sabores y sean productos garantizados por nosotros con recetas tradicionales, sin preservantes ni saborizantes. Todo 100 % natural y con un proceso en su manufactura que nos exige una limpieza e higiene adecuada”, nos afirma Mauricio.

Mauricio y su esposa nunca imaginaron que el amor por la comida italiana los uniera tantos años y que los frutos de ese romance fueran siete restaurantes, con miras a inaugurar uno más a fines de mayo de este año en La Rambla de San Borja. Su promedio de visitas fluctúa entre los 4500 a 5000 personas al mes por local, según el propietario. Además, ofrecen una carta de vinos de 50 etiquetas, y un bar con cócteles propios y clásicos.