El 2012 llegaba a su fin cuando Miguel Torres Maczassek, miembro de la quinta generación y gerente de la bodega Torres Chile, recibió el llamado de su padre para regresar a España y asumir la dirección general del Grupo Torres. Antes viajamos al valle de Curicó en Chile para participar de la Fiesta de la Vendimia 2017 en la bodega Miguel Torres y conversamos con él sobre los desastres naturales, el cambio climático, los retos y proyectos que tienen entre manos. Aquí sus apreciaciones y mucho más…
¿Cómo vivió el proceso de regresar nuevamente a España para asumir un cargo tan importante?
El proceso fue natural pues desde pequeños hemos sido criados muy cerca de la viña, entendiendo los viñedos, la bodega, lo que es un vino de calidad. Es algo que sentimos muy nuestro desde que somos chicos. Es una mayor responsabilidad pero no es algo nuevo.
Es evidente el afecto que tiene por Chile, especialmente el pueblo de Curicó.
¿Qué relación y aporte ha desarrollado la bodega para que las condiciones del lugar mejoren?
Han sido años muy felices con mi familia en Curicó, aquí nacieron dos de mis tres hijos. La relación se estableció desde que llegamos y partimos con el concepto de fomentar la celebración de la fiesta de la Vendimia. Al principio era pequeña, con los años fueron participando otras viñas y la municipalidad que ha realizado un gran trabajo. La celebración se fue consolidando y tomando dimensiones que hoy son fantásticas. Es algo muy positivo.
Como empresa familiar siempre intentamos ayudar en los lugares donde estamos. Tenemos la Fundación Miguel Torres y cada año desarrollamos proyectos sociales, contamos con la certificación de Comercio Justo y desarrollamos más de 25 proyectos: reparación de escuelas, construcción de canchas de futbol, compra de computadores para los alumnos; son pequeños pero muchos proyectos a la vez.
Esas son las relaciones ideales de convivencia entre una empresa y la comunidad.
Pensamos que detrás de un gran vino existen grandes personas y personas que entienden el viñedo. Por ello la relación con los productores de la cepa País no es algo que planeamos al 100%, sucede de forma natural, muy humana.
Este año la cosecha representa todo un reto. Las fuertes lluvias que cayeron el año pasado y hace poco los incendios forestales. ¿Cómo estos incidentes marcarán el vino de la añada 2017?
Para ser franco, aún no lo sabemos con una certeza absoluta porque en Chile no hay mucha experiencia vinificando uvas afectadas por incendios. Más que el fuego, el daño está en el humo que queda en la piel de la uva. La poca experiencia que se conoce es de Australia y sí tiene una afectación en el vino. Hemos tomado la decisión de que nuestro vino ícono Escaleras de Empedrado de la D.O del mismo nombre no se va a producir este año.
¿El fuego afectó muchos de sus viñedos?
Hay viñedos que no han sido afectados para nada y la uva está muy sana pero el de Empedrados sí, pues está rodeado de bosques y el humo fue muy intenso. El año que viene y si no hay contratiempos tendremos una cosecha correcta otra vez.
¿En qué consiste el proyecto sobre la uva País?
El proyecto nace con la idea de recuperar una de las zonas más antiguas de la viticultura chilena. Con el tiempo la viticultura se centró en zonas más cercanas a Santiago, entonces la zona de Itata, que está más lejos, quedó un poco abandonada. Hoy nos enfocamos en recuperar estas tradiciones, creo que las cepas viejas y el viñedo nos estaban esperando de alguna forma.
Tenemos una finca en el valle de Itata con variedades antiguas, también trabajamos con los productores que tienen viñas viejas. Estos vinos más que ser elaborados en la bodega, nacen en la viña, donde el fruto de las personas es fundamental.
¿Fue amor a primera cuando ustedes llegaron a Itata? ¿Itata es el límite?
Pues sí. Cuando vez parras de más de 100 años y que están en estructura de vaso como en la antigua Europa, uno aprecia el valor y la belleza fantástica que tienen.
Uno de los retos importantes es el Cambio Climático. El incremento de las temperaturas ha tenido que ver con los incendios y debemos realizar grandes esfuerzos para adaptar nuestra viticultura en los valles donde estamos, buscando la selección masal, los clones que mejor se pueden adaptar, sobre todo para no perder la acidez que es la espina vertebral del vino.
Encontraremos nuevos lugares donde no se hacía vino, no había valle o denominación de origen y por primera vez podamos hacerlo. El mundo vitivinícola, los mapas, las regiones, no solo en Chile sino en todo el mundo, van a tener que adaptarse a la realidad que significa el cambio climático.
Además de la uva País y Cinsault, ¿tienen alguna otra cepa en mente?
Los moscateles son muy interesantes y existen vides muy viejas en Chile. Miramos el norte donde hay variedades que antes se cultivaban y no son tan visibles. El norte chileno tiene un gran pasado vitivinícola y es uno de los núcleos donde se encuentran variedades antiguas o del tiempo en que los españoles llegaron a Chile.
El norte de Chile tiene temperaturas más altas y extremas, ¿cómo van a lidiar con ello?
Buscaremos las locaciones ideales para que continúen funcionando. La búsqueda no solo es de cepas sino de los terruños especiales. Para que podamos competir con los grandes vinos del mundo, es importante que la uva tenga más valor. Eso se adquiere llegando a los lugares más extremos, más a los cerros, buscar más inclinación, pendientes, el trabajo a mano, dejar de lado las máquinas para hacer vinos.
Volviendo a la uva País y siendo esta comprada a los agricultores, ¿cómo llegan a un acuerdo sobre el precio?
Estamos certificados por el Comercio Justo y todos los años somos auditados. Esto ayuda a ordenar este tema. Se controlan los costes del productor y debemos garantizar que tengan un beneficio anual mínimo del 10% pero puede subir bastante más. Además entre un 5 o 10% es devuelto a los municipios en forma de proyectos.
Muchos productores de la uva País han sido afectados por los incendios y nosotros les vamos a comprar la uva aunque no tiene valor pero es necesario hacer esto para que ellos puedan continuar. Hubo años que ellos nos ayudaron y ahora nos toca ayudarlos. La fundación está destinando 200,000 euros para asistir a los productores que más han sufrido.
CHILE Y PERÚ UNIDOS EN LA FIESTA DE LA VENDIMIA CURICÓ 2017
La vendimia se celebra desde 1985 con una hermosa feria en la plaza principal de la ciudad. Música y bailes en vivo, competencia de pisadores de uva y la elección de la reina; stands con vinos, comida y los productos del valle.
Este año la fiesta ha sido dedicada al Perú, quien estuvo representado por su embajador en Chile don Jorge Luis Valdez Carrillo. El público asistente disfrutó de los bailes y ritmos del festejo, zamacueca, valses y huaynitos.
Posteriormente más de 400 invitados se trasladaron a las instalaciones de la bodega donde se ofreció el almuerzo. Las entradas en forma de piqueos eran de sello peruano: anticuchos, ceviche, causa, tacu tacu, que antecedieron la gran paella preparada por Fernando Almeda, jefe de enólogos de Torres Chile, de nacionalidad española.
En ese contexto, se presentó la primera cosecha del vino denominado La Causa, cosecha 2014, un blend a base de las uvas Cinsault, País y Carignan del valle de Itata, elaborado por el joven enólogo Cristian Carrasco. Interesante, distinto, con una personalidad que lleva un halo de misterio, con una rusticidad elegante, que esperamos llegue pronto al Perú.
Por Soledad Marroquín
Fotos cortesía
Bodega Miguel Torres