Premium Tasting desde su primera edición en 2011, hizo su ingreso apoteósico al escenario enogastronómico para romper esquemas con una imponente puesta en escena con Nicolas Alemán a la cabeza, Rodrigo Kohn, head sommelier del Premium Tasting, y un equipo de profesionales que hacen de este evento una experiencia inolvidable.
Por Soledad Marroquín (@sol_marroquin)
Por temas de mi trabajo tuve la suerte de ser invitada a una de las primeras ediciones realizadas en Buenos Aires, un par de años después un viaje para visitar bodegas en Chile coincidió con el Premium Tasting en Santiago y, por supuesto, no dudé en asistir soñando que algún día “la Premium Tasting” llegaría a Lima. Y así fue, poco tiempo después Nico y su equipo llegaron con su propuesta y desde aquella vez no me he perdido ninguna edición.
Les puedo decir, con total certeza, porque no me lo han contado, lo he vivido, que la experiencia sigue evolucionando y sorprendiendo año a año. ¿Se imaginan desarrollar un evento que mantenga en vilo y atentos a los casi 300 asistentes que suelen participar por algo más de cuatro horas, escuchando, comentando, catando, degustando y poniendo a prueba todos los sentidos? Sí, eso es Premium Tasting.
El pasado viernes 27 de septiembre, a las 7 p.m., siendo casi fin de mes, cuando la ciudad suele estar más alborotada que de costumbre, nos encontramos en el enorme salón ambientado en el Country Club Hotel para la edición número 30 de “la Premium Tasting”. En la zona central del salón se ubican enólogos, representantes de las bodegas, en general todos aquellos que tendrán la palabra para presentar alguno de los vinos. A los costados, sommeliers, prensa especializada y público consumidor que muestran rostros ansiosos por saber qué sorpresas se descubrirán en esta oportunidad. Y por supuesto que las hubo.
La más importante fue ratificar que Perú y su gastronomía son una gran vitrina para los vinos del mundo y los propios. En esta edición fueron seis los países participantes con sus vinos: Argentina (16), Brasil (3), Chile (6) Uruguay (3), Perú (4) y Bolivia (1). Se podía respirar el “orgullo Latam” en la atmósfera, que se vio enriquecido por el constante reconocimiento de Lima y el Perú como una de las capitales gastronómicas del mundo.
El primer “vuelo”-antes se le llamaba “flight”-, empezó con espumosos de Brasil y Uruguay, seguidos de un Chardonnay de Perú, y dos vinos de uvas criollas de Chile y Argentina respectivamente: Roberto Henríquez Rivera del Notro 2019, uva País, y Cadus Appellation Tunuyán 2021, Criolla Chica.
Así arrancó la cata de 33 vinos que fueron agrupados de manera retadora, para poner a prueba los sentidos, y vaya que lo lograron. La gran sorpresa la dio Bolivia y su Tannat proveniente de Tarija (Origen Single Vineyard 2022, Bodega Aranjuez); estemos atentos a lo que sucede en el país altiplánico. También hubo frases célebres y conmovedoras dichas por panelistas, otras muy graciosas en boca de Héctor Riquelme, uno de los presentadores, gran orador y cultísimo entretenedor, quien dijo “estoy hecho pebre a los 50 años” o “el vino no se hace solo, es una interpretación humana”. Así, otras como la del enólogo Luis Gómez “debemos revalorizar el patrimonio vitivinícola que tiene el Perú” o la de Pepe Reginato, de El Relator Wines, “en el Malbec sigue estando nuestro futuro”.
La presencia del vino peruano estuvo a la altura, aunque extrañé la presencia de Tacama. Los vinos que se presentaron fueron una buena demostración de cómo va nuestra producción nacional. Así dos de ellos mostraron sus avances en las variedades clásicas europeas como: Finca Rotondo y su Chardonnay 2023, y Tabernero y su Vittoria Gran Reserva 2018, un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon. Mientras que Intipalka saltó al ruedo con su Patrimonial Torontel 2024 y Murga con Duermevela de Albilla e Italia 2023, izando la bandera de las variedades criollas que siguen avanzando y ganando terreno. Perú es un país cuya riqueza está en su diversidad y el vino no escapa a esta enorme ventaja.
Como no podemos dejar de hablar de comida, mis parabienes también para Danny Rojas, chef del Country Club Hotel quien lideró a 50 personas en la cocina para preparar los 4,000 platillos que se sirvieron durante la noche, y que complementaron la vivencia.