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VINO

Tacama se renueva con la línea De la Viña

Inicios de la década del 60, el Dr. Manuel Pablo Olaechea du Bois, entonces presidente del Directorio de Tacama, llevó a la viña una botella de Rosé DAnjou, un vino rosado de una zona clave de producción en Francia. “A mi padre le gustaba mucho y pensó que podía adecuarse al Perú. Sobre la base de ese vino famoso, junto al enólogo Robert Niederman, fueron probando cepas, viendo cuáles se acomodaban mejor y, finalmente, crearon el vino Rosé Semiseco de Tacama”, cuenta José Antonio Olaechea, actual presidente del directorio. Así, con el Rosé Semiseco empezó la línea bautizada como De la Viña

Luego, conforme creció la necesidad del mercado, surgió el Blanco Semiseco. “El Rosé y el Blanco son productos antiguos. Tenemos registros de medallas recibidas en el Concurso Internacional de Vino Ljubljana (Eslovenia) de 1966. En 2011, el Tinto Semiseco surgió para completar la gama”, explica Frédéric Thibaut, enólogo de la marca. En definitiva, “el nombre De la Viña es un homenaje, se trata de una línea que nace del viñedo, del campo, de Ica”, asegura José Antonio Olaechea.

Los Semiseco, por cierto, son vinos que contienen un alto contenido de azúcar. “Los De la Viña son sencillos, afrutados, expresivos y, sin ser empalagosos, muy adaptados al paladar dulcero del peruano”, indica Thibaut. Por eso, son una gama muy vendida y quizá la favorita del portafolio. 

 

HORA DEL CAMBIO

Con este nuevo look, Tacama busca mantener cautiva a la audiencia habitual —hombres y mujeres mayores de 35 años del sector socioeconómico B y C— de la línea, que valora su calidad, precio y variedad. Al mismo tiempo, sumarle el público principiante en el mundo del vino.

Así, la imagen de la línea De la Viña se ha modernizado. “Nuestro principal objetivo ha sido darle identidad a la gama y, por ello, quisimos plasmar la viña de Tacama en la etiqueta”, informa Leslie La Rosa, analista de marca. Allí, el protagonismo lo tiene una ilustración del viñedo, que se luce acompañado del famoso campanario. Además, en la etiqueta destaca el nombre De la Viña con un trabajo de alto relieve y stamping que permite el reconocimiento de la gama, seguido del nombre del tipo de vino. Todo en una tipografía más actual y con mejor legibilidad. 

Más abajo, en la solapa, se ha añadido un sello y la leyenda “valle de Ica”. En la contraetiqueta se han incorporado recetas exclusivas elaboradas por Alexander Holender, brand ambassador y bartender exclusivo de Tacama. Recetas que, definitivamente, resaltan los aromas y sabores de estos vinos. 

“Para Tacama es un gran desafío, ya que es nuestra línea de más volumen. Aspiramos a que estos vinos estén en todos los hogares del Perú y a ser la línea con la que uno se inicia en este mundo”, sostiene Mariela Gutelli, gerente de marketing de Tacama. 

 

SABOR AUTÉNTICO

Eso sí, aunque la imagen De la Viña se transforma, su sabor es el de siempre. El Rosé Semiseco, el más antiguo de la gama, se elabora con casi todas las uvas blancas y tintas del viñedo Tacama. “En ese sentido, es absolutamente de la viña. Su color es rosado sostenido. En nariz, se sienten las frutas rojas, como fresas y frambuesas. En boca, es dulce y con sensaciones de mermelada”, detalla el enólogo de la marca.

Por su lado, el Blanco Semiseco se realiza con uvas muy aromáticas: Viognier, Moscatel y Petit Manseng; y logra un color amarillo pálido brilloso. En nariz es delicado, fino, con toques florales y frutales (durazno y melocotón). En boca es un vino elegante, con expresión de frutas dulces como el lichi.

Por último, el Tinto Semiseco se caracteriza porque incorpora un poco de todas las variedades tintas del viñedo Tacama: Malbec, Tannat, Petit Verdot y hasta Carmenère. Es un vino brilloso y con reflejos morados vivos. En nariz, de gran intensidad y nitidez. Se perciben aromas de frutas negras (moras maduras y arándanos). En boca, resalta la suavidad característica de la gama. 

 

UN ASUNTO DE FAMILIA

Con esta nueva imagen de la línea De la Viña, Tacama también quiere darle un giro a la coctelería con los vinos como protagonistas. “Queremos romper la creencia de que el vino tiene que beberse solo. Algunos, como los de nuestra esta gama, pueden disfrutarse en cocteles ligeros y refrescantes”, asevera el bartender Alexander Holender.

Las tres etiquetas son excelentes alternativas para la coctelería, al ser ligeramente dulces y con carga tánica muy baja. “El Rosé Semiseco es maravilloso con cítricos, es decir, mandarina, tangelo y pomelo. El Blanco Semiseco es bueno para mezclar con frutos tropicales, por ejemplo, la piña, durazno y mango. Y el Tinto Semiseco funciona muy bien con frutos invernales como las fresas, arándanos y moras. 

 

1. BRISAS DE LA VIÑA

Ingredientes:
– 4 oz de vino De la Viña Rosé Semiseco

– 4 trozos de sandía

– 1/2 oz de zumo de limón

– 2 ramitas de albahaca

Preparación:

En un vaso largo, agrega la sandía, el zumo de limón y las albahacas. Machaca sin romper las hojas. Añade cubos de hielo entero a tope. Completa con el vino. Remueve y decora con una ramita de albahaca extra.

NP

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