Agasajar a mamá con un almuerzo es una buena opción para festejar su día. La Piccolina es una trattoria que se ha caracterizado por conservar el sabor casero en sus platillos, y eso le da un toque especial que puede ser del agrado de algunas mamis amantes de la pasta. Para brindar con ellas La Piccolina propone dos vinos para acompañar la mesa. Estate Malbec de bodega Los Haroldos y Fina Reserva Gran Tinto de Tabernero.
Mauricio Alayza y su esposa Fabiola Pérez decidieron iniciar hace 20 años lo que para ellos era un sueño: La Piccolina. “Era un pequeño local con cinco mesas. Todo el mundo nos ayudó”, recuerda Mauricio. Era el año 2000 y las ganas de emprender siempre estuvieron presentes en la pareja. Dedicados a otras cosas, pero siempre relacionados al mundo de la gastronomía, Mauricio se dedicaba a la agricultura orgánica y abastecía a restaurantes locales por aquel entonces. En sus labores, conoció a mucha gente del rubro, por lo que animó a su esposa a abrir un local de comida.
La idea era vender comida italiana casera, que conserve ese toque familiar. Empezaron con una carta de diez pizzas, las madres de Fabiola y Mauricio, de ascendencia italiana y la otra de origen peruana, respectivamente, tuvieron mucho que ver en la preparación de la masa de sus pizzas y panes que hoy los caracteriza. Los que fueron sus primeros clientes ahora son sus amigos y hoy en día cuentan con cuatro locales en Lima y uno en Orlando, Estados Unidos, que abrieron hace dos años, y donde manejan platos más peruanos por la exigencia de sus comensales extranjeros y por la cantidad de latinos que vive allá.
“Nuestra cocina sigue la línea italiana. Sin embargo, entendimos que teníamos que hacer fusión, pues antes era difícil encontrar insumos acá”, comenta Mauricio. Incluyeron algunos platos de fusión peruana como lomo saltado con fetuccini a la huancaína, la clásica sopa criolla o anticuchos con fetuccini a la huancaína, por mencionar algunos, y se fueron quedando. Así nace este negocio familiar que brinda un ambiente de casa con una propuesta de comida italiana principalmente, hecha con ingredientes peruanos, y algo de comida fusión. Si bien iniciaron con la pizza, su carta se fue extendiendo a otros platos de la gastronomía italiana. “A nosotros nos han conocido siempre por nuestras pizzas, pero también somos conocidos por nuestros ossobucos, ensaladas bien variadas y algunos platos con carne y pastas”, asegura Mauricio.
Su carta es variada, pero para el Día de la Madre se reduce a sus más emblemáticos platos, como el osobuco, menestrón y sus pizzas. Este año proponen dos opciones de vinos: Estate Malbec de bodega Los Haroldos y Fina Reserva Gran Tinto de bodega Tabernero.
El primer platillo es un menestrón limeño con carne, papa amarilla, choclo, pesto y queso parmesano. El vino elegido para acompañar esta sopa es Los Haroldos Estate Malbec, de color rojo intenso y aromas a frutos rojos. La entrada es suave y el dulzor de los taninos representa las características del Malbec.
El ossobuco de la casa pertenece a la sección de fondos con carne de la carta. Para acompañarlo, el Fina Reserva Gran Tinto de Tabernero, un vino muy expresivo en nariz. En él destacan frutos negros como la mora. Este plato es presentado con un risotto a la parmesana.
Puedes visitarlos en sus dos locales en Surco, en San Borja y Chacarilla o en sus redes sociales como Trattoria Piccolina, el cual te mantendrá al tanto de todas sus novedades.
Redacción Sommelier
