La clasificación peruana al mundial de Rusia 2018 es una excusa perfecta para hablar del vodka y recorrer, aunque sea a la distancia, algunos de sus bares más conocidos. Porque ojo, no solo de vodka vive el ruso, y como buenos pisqueros, seguro los peruanos que lleguen a alentar a la blanquirroja lo harán sedientos, y no solo goles.
No se equivoque, Rusia está muy lejos de ser ese país que todavía vemos en las películas de espías. Sus ciudades, principalmente Moscú y San Petesburgo, han sabido adaptarse a las nuevas tendencias de Occidente, hasta ubicarse a la vanguardia culinaria, por lo que no es difícil encontrar bares y restaurantes a la altura de las mejores capitales del mundo. El universo alcohólico del gigante asiático es solo comparable a su nivel de ingesta de alcohol a nivel mundial.
Más allá del vodka
El vodka es parte inseparable de la cultura rusa, y está presente en todos los momentos. No es casualidad, por ello, el alto índice de alcoholismo entre su población, uno de los principales causantes de la baja esperanza de vida de los hombres rusos (bordea los 60 años). La forma tradicional de consumirlo es frío, bien frío, acompañado de pepinillos encurtidos o caviar, en el mejor de los casos. De esta forma, el destilado pasa suavemente por la boca y la garganta, a la vez que se limpia el paladar con el bocado salado.
Decenas, cientos, miles de marcas de este destilado –hecho mayormente de granos– se pueden encontrar en los bares locales, con precios que van desde unos cuantos dólares hasta unos cuantos miles. De hecho, con el nuevo auge del vodka en los últimos años, es posible encontrar ahora producciones artesanales y premium elaboradas con mucho cuidado, como el Beluga, hecho con agua de la Siberia.
¿Qué características debe tener un buen vodka?
Debe ser suave al paladar, tener cuerpo (o peso) y, sobre todo, un sabor neutral, ya que es técnicamente casi puro alcohol (95% etanol) mezclado con agua. Sin embargo, un experto catador seguro encontrará aromas y sabores particulares en cada marca; notas cítricas, dulces, a miel o botánicos. Todo dependerá del alcohol base y del agua que se use.
Y, ¿cuál es el coctel tradicional ruso? Hay que decir que el White Russian, o Ruso Blanco, así como el Moscow Mule, el Martini, Cosmopolitan, Screwdriver y Bloody Mary no tienen pasaporte ruso; pero fueron los principales impulsores de su consumo en el extranjero. En Rusia principalmente lo beben puro, en toda ocasión, y en casa, para calmar el frío, toman preparaciones hechas con plantas y frutas nativas, convertidas en jarabes, con alta concentración de azúcar.
Los bares: Moscú y San Petesburgo
Aunque lejos de las ciudades donde le toca jugar a nuestra selección en la fase de grupos (ojalá nuestra blanquirroja pase a etapas posteriores), el amante de la coctelería tiene tres destinos ineludibles: Delicatessen, Chainaya. Tea & Cocktails, en Moscú, y El Copitas.
El primero lo maneja una leyenda de la coctelería rusa, Slava Lankin, quien junto a tres amigos abrieron este bar que con el tiempo se convirtió en toda una institución. Un piano, una chimenea y buena comida, se combinan con un bar que trabaja sin carta, pero que tiene un equipo capaz de satisfacer los pedidos más exquisitos de la clientela.
Chainaya, por su parte, es un speekeasy escondido en los callejones más oscuros del barrio chino de Moscú. Hay que tener suerte para encontrar sitio, pero una vez dentro, el bebedor encontrará justo lo que buscaba: un ambiente cálido con jazz de fondo y luces bajas. El bar se ubica en un antiguo negocio de té chino, y aún hoy sirven, además de deliciosos cocteles, muy buena comida china.
El tercer bar se encuentra en San Petesburgo, y solo por su nombre se podrán hacer una idea de lo que sirven. Se llama El Copitas, y sí, es mexicano, por lo que sus especialidades son oriundas del país de los tacos y el mezcal. Se trata de uno de los bares clandestinos más reputados de la ciudad, al que solo se puede acceder previa reserva.
Por Sergio Rebaza