La bartender Carolín Ruíz apenas tiene 28 años, pero ha estado casi la mitad de su vida trabajando detrás de una barra. Es su pasión, donde está su mente y su corazón. Actualmente, se desempeña en Astrid & Gastón y antes de eso su nombre comenzó a destacar en Sastrería Martínez. Actualmente, es la única finalista mujer que competirá por el premio mayor en el World Class 2024 que la llevaría a la competencia global en Shanghai. Fuimos en busca de ella, a propósito de que hoy se celebra el Día del bartender en el Perú, y la entrevistamos.

Por Vanessa Rolfini @rutasgolosas

Carolina Katiuska Ruiz sintió conexión con la barra y la profesión de bartender desde muy joven, en su hoja de vida no figuran otras labores sino una secuencia llamativa de lugares donde cocteles y servicio son la principal oferta. Actualmente, forma parte del equipo de Astrid & Gastón, previamente estuvo en Sastrería Martínez y antes en Santería Bar, entre los más recientes. En 2023 obtuvo el primer lugar en la competencia del Negroni Week y en 2022 en el Sherry Week.

Su desempeño resulta peculiar porque da la impresión de que se concentra en cada coctel como si no existiese nada más, allí enfoca toda su atención, pero es solo una ilusión porque también está atenta a todo lo que pasa en su periferia, como si no se le escapara nada. Metódica, de carácter fuerte, precisa y amable, llegó al oficio persiguiendo el gusto por los sabores en la cocina, pero no ofrecía lo que buscaba, lo que sí hizo la barra, por eso decide estudiar en el Instituto Profesional del Bartender, en su natal Venezuela.

Las féminas bartenders son escasas en Lima, el listado además incluye a las talentosas Thalía Talavera, Alejandra Rueda, Lizz Díaz, Karol Miguel, entre otras. Tal como lo expresa la propia Ruíz. “Es una lucha constante en una industria liderada por hombres y tal vez por eso pocas se animan a vivir la experiencia. Pero está creciendo el porcentaje de mujeres tras las barras y hay empresas que apoyan esa diversidad e igualdad”.

En Sommelier la entrevistamos y esto fue lo que nos dijo.

¿Cómo supiste que querías ser bartender?

En el 2012 al terminar la secundaria quería ser chef porque me apasionaban los sabores. Luego descubrí el bar y las historias detrás de los cocteles, y en 2014 decidí hacer un curso de coctelería básica y desde ahí no he parado de capacitarme.

¿Qué hace que una bartender se destaque?

Depende del enfoque de cada uno, algunos se destacan en educación, otros en administración y otros en servicio. Pero en todos los casos se debe tener hábitos como disciplina, lealtad, puntualidad, respeto al trabajo y a los clientes, y a nosotros mismos.

Las destrezas van más allá de las técnicas. Destaca quien tiene conocimientos. Sí, el conocimiento lo es todo para ir un paso adelante y sobresalir en cualquier escenario.

¿Crees que la imagen del bartender que actúa como “seudo psicólogo” escuchando a sus clientes ha cambiado? Puedes compartir alguna confesión que te hayan hecho que se puedan comentar públicamente.

¡Ha evolucionado! Más allá de ser bartenders, “casi psicólogos”, como mencionas, ahora podemos dar opiniones de diferentes temas, ir un poco más allá.

Confesiones he escuchado desde infidelidades hasta alguien que da a entender que infringió la ley.

¿Cómo manejas el tema del trasnocho?

A estas alturas creo que ya me acostumbré. Intento dormir de 6 a 8 horas para poder rendir en el trabajo y en mi día a día.

¿Cuáles son los errores más comunes de los bartender?

Sobresaturarnos de trabajo y que se nos olviden los detalles.

¿Qué es lo más difícil de ser bartender?

En mi caso lo más difícil es ser mujer. Aunque ya tenemos más presencia tras las barras, todavía es un tema difícil para la sociedad.

¿Cuál o cuáles son los cocteles que más te gusta hacer y por qué?

Mis cócteles favoritos son los aperitivos porque son los más complejos al momento de ejecutarlos.

¿Cuál o cuáles son los cocteles que no te gusta hacer y por qué?

No hay un coctel que pueda decir que no me guste preparar, excepto los que tienen muchos ingredientes, porque los considero innecesarios y toma mucho tiempo ejecutarlos. Tal vez, el que menos me guste, por la cantidad de veces que me ha tocado elaborarlo, es el Pisco Sour. En algunas jornadas lo piden tantas veces que uno se satura.

Un cumplido que siempre recuerdes.

¡Dios bendiga tus manos! Es uno de los que me ha marcado la vida, lo he recibido muchas veces en distintos países y bares.