Por Vanessa Rolflini @rutasgolosas
Los vinos Toro de Piedra descorchan en el mercado peruano cuatro etiquetas de su línea gran reserva, de la mano de su enólogo Benoit Fitte, quien desde el primer momento expresa la importancia del terroir, que se caracteriza por suelo volcánicos, relativamente lejos de la costa donde las vides ofrecen complejidad en el carácter, versátiles, vigorosas y frescas.
Benoit llegó a Chile desde Francia en 1999. Forma parte de un linaje familiar de productores de Armañac, licor que todavía produce en un proyecto personal. Apunta que desde el primer momento le impresionó el clima chileno, el cuál califica como el gran secreto de la nación austral, donde las condiciones permiten vides sanas y fuertes. Desde entonces, se ha dedicado a explorar todo lo que este terruño puede ofrecer. El resultado son vinos complejos, generosos en matices; acompañantes de excepción para platos frescos, pero también ricos en salsas o carnes más grasosas. Se puede decir, que están hechos para armonizar, no opacan la comida, la enaltecen.
Actualmente, Benoit Fitte está al frente de varias marcas de Viña Requingua, donde la línea Toro de Piedra explora las gamas medias y altas del vino, conformada por trece etiquetas, de las cuales cuatro, son el abreboca para el mercado peruano: Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon que viene en tres versiones, un varietal y las otras dos, una con Syrah y la otra con Carmenere.
El enólogo es muy enfático al señalar que sus vinos ofrecen buena madurez y acidez natural. Todos tienen paso por barrica, pero de varios usos, porque busca un perfil donde la madera aporte complejidad, pero no sea la protagonista. El resultado son vinos elegantes, sedosos, aromáticos, que invitan a beberlos con o sin armonías con comida, aunque Benoit hace énfasis sobre el carácter gastronómico de sus etiquetas. También, afirma en la entrevista, casi como una confesión “fuera de registro”, que, en el caso del blanco, desea acercarse al estilo de un Sauternes, lo cual es comprensible porque rinde tributo a sus raíces.
Toro de Piedra está presente en 25 países repartidos en tres continentes. Cuando se le pregunta a Benoit sobre la clave para lograr un vino que resulte elegante y con fuerza, complejo, fresco, sedoso y expresivo en todas sus versiones, responde, “me aprovecho de la naturaleza y la interpreto. Este es un terroir que estamos recién descubriendo”.
Las cuatro condiciones de Toro de Piedra
Benoit Fitte enumera las condiciones que deben tener todos los vinos de la línea Toro de Piedra Gran Reserva, categoría que no posee legislación en Chile que la regule, pero, que ellos se han ocupado de delimitar para su producción. Entonces, Benoit la resume de la siguiente manera: “Primero, que cada uno proceda de un viñedo específico, donde la vid posea características definidas que tienen que verse reflejadas en el vino. Luego el envejecimiento en barrica no debe tener alteraciones, como chips o duelas, solo barrica que va de diez meses a un año. Finalmente, tiene que estar listo para beber, la guarda no es parte de la agenda de la marca”.
“Nuestro objetivo es la satisfacción del consumidor final. Todos en la empresa tenemos claro eso, desde quien cosecha las vides hasta los gerentes. Trabajamos por y para el consumidor. Queremos que nuestro vino sea bebido y disfrutado, que cada copa exprese su elegancia. Que se sientan frescos, con expresión frutal, sustanciosos y complejos”, afirma el enólogo, quien al expresar esto, hace casi un alto en la entrevista, para dejar claro cuán importante es el asunto.
También anuncian que progresivamente llegarán a Perú otras variedades de Toro de Piedra, además de las gamas más altas que denominan Carácter, “rincón de los vientos”, y Excelencia, “colección diamante”. En todos los casos, son vinos que armonizan con la buena mesa peruana, incluso el Sauvignon Blanc en la etiqueta sugiere entre sus armonías el ceviche y sushi. Aparte, combinan bien con platillos de larga cocción como secos, por ejemplo. Finalmente, Toro de Piedra Gran Reserva ofrece una buena relación precio calidad, tal como expresa Fitte “queremos que el consumidor sienta placer al beber nuestros vinos, pero que no tenga que invertir una pequeña fortuna”.