Por Margite Torres P.
Podría decir que conocí a Andrés este año a pesar de que ya lo había visto varias veces en Lima antes. Conversar con él largo y tendido y compartir una mesa, además de sus vinos, fue la puerta que me llevó a conocerlo un poco más. Y es que el vino es así, suscita amistades. Andrés Vignoni siempre supo que quería dedicarse al vino. Es la sexta generación de viticultores y desde los 11 años la tuvo clara. Acaba de ser elegido Enólogo Joven del Año por el crítico de vinos Tim Atkin en su último Reporte Especial Argentina 2020.
Historia. “Me recibí rápido de enólogo porque quería viajar, así que terminé el colegio y luego la facultad, y me fui a mochilear. Le puse un valor agregado a la mochila y a donde iba trabajaba en alguna bodega. La experiencia es conocimiento y siempre me esforzaba por trabajar en lo que me gustaba. Trabajaba como operario, obvio, no como enólogo. Pero la experiencia fue muy rica porque tu paladar se configura de otra manera y tu cabeza no se adapta solo al Malbec que vienes probando desde que eres chico, sino que el abanico se abre”.
Grandes vinos. “Voy llevando las ideas que encontré en otros lados a Mendoza y las trato de aplicar con nuestra identidad para llegar a lo que uno entiende como un gran vino. Cuando almacenas en la cabeza unos 10 vinos que serían tus preferidos, va bien, pero cuando probaste 500, ahí está el desafío. Cuando logras filtrar esos 500 vinos y ver qué te gustó de cada uno, ahí empiezas a apuntar a hacer grandes cosas. Y nosotros, los enólogos, somos como todos, mientras más probamos más entendemos. Siempre estamos probando mucho y no nuestros vinos, por lo contrario, siempre estamos mirando cosas de otros países, de colegas, intercambiamos botellas, nos mantenemos muy activos en ese sentido. Cultivándonos”.
Paul Hobbs. “Tiene algo sorprendente trabajar con un tipo que puede ser una eminencia pero que a la vez se sienta contigo a la mesa y te pregunta cómo hacer las cosas; el diálogo es fluido con él. Ha aportado mucho a la vitivinicultura argentina en dos aspectos. Primero desde el viñedo. Un manejo más racional, sostenible y equilibrado. Y lo segundo a nivel winemaking, en términos de limpieza del vino y elegancia. Es un tipo que defiende mucho estos conceptos. Trabajar con Paul es bastante simple, tiene consignas claras que nos dejan trabajar con mucha libertad. Eso es lo más lindo de trabajar con un tipo tan práctico como el, que realmente contagia mucho desde el ejemplo. Es una gran figura de mentor”.
Filosofía. “Para nosotros es muy importante mantener nuestra filosofía. Siempre vamos a querer hacer vinos elegantes, concentrados, refinados. Paul los ajusta, el fine tuning, como le decimos. De ahí el papel fundamental del enólogo en la viña. Hace 20 años el enólogo estaba encerrado en su bodega, hoy estamos todos metidos en la viña porque la uva determina el estilo del vino. El vino arranca en la viña. Nosotros no vendemos moda, vendemos filosofía. Todas las añadas de Cobos que están agotadas no aparecen más en el mercado. Respetamos el sentido del lugar, no sacamos más de lo que el viñedo nos da”.
Vinos más precisos y con identidad. “Todos los enólogos queremos hacer vinos que tengan complejidad, pero que además hablen. Lo importante para mí es que reflejen lo que pasa en la viña, lograr vinos que te dejen pensando; pasa por hacer vinos con identidad, que sean únicos. Está muy relacionado también con algo que es fundamental para mí que es el trabajo de precisión. Es estar encima de los detalles, estar en contacto con el vino. Para mí, hoy por hoy, eso es fundamental, porque hasta que me muera estaré aprendiendo. Nunca quisiera volverme un teórico del vino”.
Viña Cobos. Vinos de alta gama. “Viña Cobos empezó hace 20 años muy perfilado a intentar hacer el mejor Malbec de Argentina y a partir de ahí todo ha ido por derrame. El concepto de Cobos me cierra por todos lados. Que queramos crecer solo hasta un punto en volumen, que siempre trabajemos sobre la viña y que el desafío, lejos de hacer un producto nuevo, sea nunca descuidar lo que tenemos. Intentar cada día ir más al detalle y demostrar cada vez más la expresión del viñedo en esa botella y que la persona que lo tome entienda el concepto, se encuentre con un gran vino y que diga: ¡Este vino me vuela la cabeza! Que se dé cuenta que hay un salto cualitativo de pureza entre ellos y que así sea hasta llegar a Cobos, nuestra línea más alta. Que se dé cuenta porqué pasó de un Audi a un Lamborghini, la diferencia es de detalles, muy sutil”.
Valor del vino. “Cuando uno compra un vino, debe sentirse a gusto con él. El vino se hizo para compartir. Me gusta que el descubrimiento de un vino no se reduzca a lo superficial, prefiero que el valor, además de lo económico, pase por lo sentimental, por lo que va a encontrar en la botella. Yo me preocupo mucho porque mis vinos sean excelentes, que quien los tome entienda un poco lo que está tomando, que piense en el laburo grande detrás, de precisión y de una filosofía fiel”.
NDP