En diciembre del 2016, el chef Andrés Orellana estaba cerrando Tr3s, un local de comida peruana ubicado en el corazón del emporio comercial de Gamarra, el local gozaba de gran éxito, pero en su momento algunas limitaciones lo llevaron a buscar un lugar donde mudarse. Andrés quería extender su horario de atención, quería un restaurante de noche, un lugar que resaltara por su comida, por su barra y por sus vinos. Pasó más de un año, entre pruebas, viajes, encantos y desencantos, cuando un amigo suyo le comunicó que una casa se encontraba disponible en Miraflores. Andrés, con la mente en restaurantes alrededor del mundo que mantienen colores, estructura y un estilo muy casero, se sintió atraído por la idea de adaptar esta casona e iniciar ahí su nueva propuesta. El lugar se adaptó, se eliminaron paredes y se instaló una cocina amplia y abierta. Así nació La Niña, un restaurante con una propuesta fresca y de temporada, donde los insumos peruanos se adaptan a recetas muy variadas que nacen de la experiencia y creatividad de Orellana.
La propuesta de la Niña es sabrosa y sencilla. Andrés se propuso trabajar con insumos peruanos y de temporada, esto, sumado a la versatilidad del chef dan como resultado una carta muy ecléctica donde puedes encontrar desde un min pao, tiradito, hasta un arroz meloso. La carta se renueva de forma constante en respuesta a la estación y a la disponibilidad de productos. En la recientemente renovada carta se ha agregado una tortilla con codillo de cerdo, platillo que hace referencia a un mole de cerdo mexicano, adaptado a sabores tradicionales de la cocina arequipeña especialmente en la preparación del codillo hecho a manera de adobo. “La inspiración y las recetas llegan de todos lados y nosotros las adaptamos dependiendo de los insumos que tengamos disponibles, siempre buscando lograr sabores que el paladar peruano reconozca.” Entre los nuevos platillos también se suman un tartar de langosta y frutos rojos servidos con galletas de camarón chino.
Dentro de su propuesta también forman parte importante su gran variedad de carnes maduradas: entraña, picaña, bife ancho, pato, cerdo, además, cuentan con un horno josper, que cumple la función de ahumador y parrilla, y permite a Andrés y a su equipo divertirse con las diferentes formas de cocción que admite.
La propuesta coctelera también se ciñe a los mismos principios y cambios que la cocina; manejan una carta de cocteles clásicos, pero dándole un twist con productos locales. Se usa mucho jerez, oporto, además a sus preparaciones se le agregan frutas y especies locales en busca de ese sabor familiar y peruano.
“De la mano de la cocina, que no busca cargarse de insumos y de valorizar pocos productos en un solo platillo, los vinos que hacen juego con nuestro concepto son aquellos con poco paso por barrica y que no necesariamente tienen tanto cuerpo ni tanino, por otro lado, la poca intervención lo acerca más a aromas frutales y primarios.”
El vino de “La Niña”
Los jueves en La Niña son de “Wine Time”, allí, de 4 a 8 pm. puedes tomar todo el vino que desees por s/.60 además de ofrecerte un snack para acompañarlo. A partir de las 8 de la noche el precio se mantiene a cambio de dos copas de vino y un snack. Los vinos, al igual que los snacks que se ofrecen cada semana también van cambiando. Cada día se ofrecen entre cinco y seis etiquetas que varían entre blancos, tintos, rosados y burbujas. Los vinos nacionales también se hacen presentes teniendo siempre una o dos plazas dentro de su oferta. La carta de vinos se fue pensando en función a tener un poco de todo. Buscan también trabajar con vinos naturales, con vinos de poca intervención, orgánicos, biodinámicos.
