Este 2024 los vinos peruanos hacen su segunda aparición en la Guía Descorchados, que viene editándose ininterrumpidamente desde 1999, bajo la dirección del periodista y enólogo Patricio Tapia. En esta oportunidad, antes de la publicación de la guía en sus formatos en papel y digital, se publicó un informe digital por cada país que la integra: Argentina, Chile, Uruguay y Perú en conjunto con Bolivia.
Por Vanessa Rolfini Arteaga @rutasgolosas
El informe Descorchados Bolivia – Perú 2024 parte de la premisa que las producciones vitivinícolas de ambos países “tienen muchas cosas en común”, tal como lo expresa su autor, donde explora las similitudes y las diferencias con detalle.
En el caso de Perú, el informe habla de los 26 vinos que obtuvieron más de 90 puntos en cata, de los cuales 9 son blancos y 17 tintos. El vino que tuvo el mayor puntaje fue el blanco Duermevela 2023 de Bodega Murga con 94 puntos. En el caso de los tintos, el primer escaño lo comparten con 93 puntos, los vinos Hanan 2022 de Bodega Tacama y Viña Queirolo No.1 Gran Reserva 2021. Tapia afirma que en la guía están registrados más de 60 vinos peruanos donde se pueden ver los que tienen de 80 puntos en adelante. El informe Descorchado Bolivia – Perú se puede leer en este enlace.
Sommelier entrevistó Patricio Tapia sobre la segunda aparición de Perú en la Guía Descorchados.
¿Qué le falta a la producción vitivinícola peruana para estar a la altura de los líderes de la región?
Creo que tiempo, roce en el exterior, mucho ensayo y error. Escuchar al mercado y a la gente que está haciendo el vino. También hay que partir del hecho de que Perú tiene una geografía muy especial y eso debe verse reflejado en sus vinos. En el caso de Argentina, por ejemplo, hace 15 años no se hablaba de los subvalles dentro del Valle de Uco, cuando se empezó a descubrir el territorio comenzaron a surgir vinos de carácter. Insisto, la calidad enológica es fácil de obtener, lo difícil es lograr que el vino tenga una particularidad que esté directamente relacionada con el lugar de dónde viene.
Menciona a Bodega Murga como ejemplo para Perú. Sin embargo, a veces sus vinos resultan difíciles de explicar al consumidor local. Entonces, ¿dónde poner el foco para apreciarlos en su justa medida?
Creo que cualquier persona que conoce un poco de vinos, sabe que lo que hace esta bodega es interesante. El público necesita entender a Murga. Lo que hacen tiene mucha personalidad y carácter, que habla de su herencia cultural con las uvas patrimoniales y del lugar donde está, ambas cosas las interpretan muy bien. Eso me interesa mucho porque es uno de los caminos para que el vino peruano se desarrolle.
En el informe se pregunta cuál es la obsesión con la Tannat, la uva no patrimonial más plantada en Perú. ¿Qué le falta al Tannat producido en Perú para mejorar?
El Tannat es una variedad complicada, no sé si Perú debiera insistir con ella. Aunque puede ser un camino correcto, creo que dependiendo del tamaño de la bodega hay que considerarlo, entonces, si es grande bien vale tenerla en el portafolio, no como variedad estrella, pero importante. Cuesta domarla, pero, bajo el sol de Perú está dando buenos resultados.
¿Por qué dice al final del informe “hablamos en diez años”? ¿Cree que tiene que pasar una década para ver realmente la evolución del vino peruano?
Diez años se demoró Uruguay en pasar de una etapa a otra, nada tiene que ver lo que hace ahora con lo que sucedía una década atrás. Diez años en la línea del tiempo del vino permite apreciar los cambios que no se dan de un año para otro, sino paulatinamente.
¿Hacia dónde cree que evolucionará el sector vitivinícola peruano?
Yo lo tengo super claro, va por dos caminos. Uno el de las variedades criollas de productores que buscan rescatar una herencia, un patrimonio olvidado, con un valor tremendo y que se dio cuenta que se puede hacer mucho más que pisco con esas cepas. Nosotros como Descorchados lo hemos destacado siempre y nos da alegría que pase esto.
El otro camino son las bodegas más grandes que hacen vinos de un carácter más internacional, para captar un mercado más masivo. Eso también está bien. Estos dos caminos no son contradictorios.
La gran mayoría de los puntajes altos los obtuvieron bodegas grandes. Aunque ya en el informe adelanta algo, ¿qué recomienda a los productores pequeños?
Yo les recomendaría que hagan foco en que no se les pase ningún detalle técnico, que el vino sea correcto en términos enológicos. La calidad es básica, pero, sin carácter no funciona, así no van a hacer que una región llame la atención. Hay que interpretar el paisaje peruano en toda su diversidad. No hacerles caso a las modas, trabajando de espaldas al mercado, en especial, no andar pensando qué le gusta al público, sino qué puedo hacer con el terruño que tengo. Eso se logra cosecha a cosecha, entendiendo al viñedo y ver cuál es la mejor según el gusto del productor.
¿Cómo ve el vino peruano con respecto a su gastronomía tan difundida y reconocida?
De todos los países que conozco en Sudamérica, Perú es el que tiene la mayor ventaja, especialmente, porque el nivel de su gastronomía está jugando otro partido. Es una pregunta que tengo que pensar bien, porque puede ser también una trampa. Yo creo que la calidad gastronómica le impone a los bodegueros un desafío enorme, que es estar a la altura, de lo contrario, es contraproducente. Deben tener la misma calidad.