La cena perfecta es la que está acompañada de un excelente menú, historias encantadoras con amigos, los brindis y las inolvidables risas en familia. El punto final lo ponen los postres con un vino, por ejemplo, un maridaje que despierta los sentidos.
Antes de entrar al maridaje, vamos con los vinos dulces ¿Qué son los vinos dulces? Son aquellos que contienen azúcar residual en más de 50 gramos por litro. Esta azúcar puede ser adicionada o natural. En medio del proceso en que el mosto (zumo de las uvas) con la ayuda de las levaduras y la fermentación transforma azúcares en alcohol y en un vino seco, los enólogos pueden interrumpir la fermentación dejando azúcar residual y agregando alcohol, tal como sucede con los vinos fortificados dulces como el Oporto o el Madeira de Portugal, el Jerez de España, o el Marsala de Italia. Si hablamos de vinos dulces, hablamos también de postres. Un clásico italiano como el Tiramisú, por ejemplo, siempre viene con una copa de Oporto o Marsala, ambos vinos dulces, al igual que la de un café, para no perder la costumbre.
El sommelier (Diplomado en Vinos y Bebidas Destiladas. Nivel 3 – WSET) y director de la Escuela Peruana de Sommeliers, Jorge Jiménez Garavito, coincide en que también puede ir acompañado de este vino fortificado de Sicilia. Otra posibilidad, comenta Jiménez, es con un Porto Ruby, un fortificado dulce, de carácter fresco y frutado, y con un color muy intenso que va desde el rojo rubí al púrpura. Para el sommelier y educador Guillermo Mendiburu, cualquier vino cosecha tardía vendría muy bien. Un vino espumoso con dulce como un Prosecco Moscato, es también una buena opción para disfrutar de un Tiramisú. Así que ya saben qué buscar cuando estén frente a la góndola y de maridaje se trate para acompañar su Tiramisú.
Su composición de crema, galletas o bizcochos, queso mascarpone, café y cacao en polvo, lo hace delicioso. Se dice que tiramisú es una de las palabras italianas más reconocida entre los no italianos, después de pizza, espaguetis, espresso y mozzarella. Dicen (entre tantas versiones) que fue creado en Venecia con fines afrodisíacos. Parece que las mujeres lo preparaban en la noche para sus amantes con la intención de proporcionarles más energías. Otra de las versiones asegura que se trataba de un postre típico de los burdeles. Al menos el significado del nombre explica mucho el origen, Tiramisú significa “levántate”.
Hoy ya sabemos con qué maridarlo o acompañarlo en la mesa, ya que un día como hoy se celebra su día internacional.
Redacción Sommelier