Cuando pensamos en vinos semi secos, muchas veces pensamos que son vinos de calidad inferior, vinos simples donde el dulzor es el protagonista y dueño del show, opacando la experiencia del vino. Y no podríamos estar más equivocados. El trabajo que hay detrás de cada botella de un vino semiseco es el mismo que esperaríamos de cualquier vino joven seco de buena calidad.
Un vino semi seco tiene que ser interesante, debe tener diferentes matices y balance. Se tiene que apreciar las características varietales de las uvas que le dan origen, de manera limpia, fresca y correcta, tal cual lo esperaríamos de todo vino seco. El gran vino Borgoña, por ejemplo, deja un claro recuerdo a la uva que le da origen, manteniendo un buen dulzor. El Vino Magdalena, elaborado con Malbec y Tannat, nos deja un recuerdo dulce pero acompañado con una estructura similar a la de un tinto seco debido a la ligera presencia de taninos. El Rosado da recuerdos a frutos maduros y acaramelados, balanceando el frescor y el dulzor. Todos con diferentes características que los hacen únicos e interesantes.
El protagonista de todo vino sea reserva, joven, blanco, tinto, seco o semi seco, es siempre la uva, o por lo menos es lo que el consumidor demanda en los vinos actualmente. Es por eso que, muchas veces a los vinos semi secos se les describe como afrutados, no porque tengan alguna concentración de frutas, sino justamente por lo que expresan. En boca, los vinos deben estar balanceados, no solo brindando dulzor, que podría llegar a saturar, sino completando la experiencia con los otros elementos del vino: Acidez, taninos y alcohol.
La base de todo buen vino es la materia prima: la uva. Por eso es por lo que debemos siempre buscar la mejor calidad de la misma. Para ello, es muy importante el trabajo previo a la vendimia: “El vino parte del viñedo, si uno no hace bien el trabajo en el viñedo, es difícil que se obtengan buenos vinos. El trabajo en La bodega o planta de elaboración debe ser una continuación del trabajo en el viñedo,” cuenta Luis Gómez, enólogo de Viñas Queirolo.
“El manejo en el viñedo con destino a esta categoría de vinos se caracteriza por producciones un poco más altas, pero equilibradas respecto a la edad y vigor de las plantas. Se busca mantener una buena acidez, cosechando por lo general de forma más temprana, ya que este punto es fundamental para el buen balance con el azúcar que poseen los vinos. Año tras año trabajamos, al igual que las uvas para vinos secos, en nuevos sectores, clones, métodos de poda y manejos de viñedo, para obtener excelente fruta que nos permita elaborar vinos de alta calidad en todas nuestras líneas”, agrega el enólogo.
Nada de esto sería posible sin el estudio adecuado de los viñedos y el cuidado de la planta, garantizando así uva de la mejor calidad para la elaboración de nuestros vinos semi secos.
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Redacción Sommelier