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VIDA Y ESTILO

Australia: reino de canguros y vinos

En abril pasado Melbourne se convirtió en una enorme fiesta callejera que parecía no descansar ni de día ni de noche. No solamente fue la entrega anual de los archifamosos premios The Worlds 50 Best Restaurantes que congregó a todo el firmamento gastronómico del planeta, sino que la fecha coincidió (o la hicieron coincidir, más precisamente) con el Food & Wine Festival realizado del 31 de marzo al 9 de abril.

En esos días restaurantes, bares, hoteles, foodtrucks, cervecerías, mercados y cafeterías, atendieron con platos especiales, menús rebajados y reservas previas, a centenares de parroquianos propios y a turistas nacionales y extranjeros con una cocina tan variada como ecléctica que reconoce fuertes influencias orientales, italianas, judías y británicas. Clases de cocina, catas de vino, demostraciones de chocolatería y pastelería, visitas a restaurantes clandestinos y fiestas culinarias, marcan el paso de un Festival que se instala hasta en inmuebles abandonados refaccionados para la ocasión.

No es casual encontrar en una esquina cualquiera un portón cerrado y anodino que al abrirse descubre un mundo subterráneo, luminoso y animado. Son bares como el Eau de Vie donde las notas de jazz se confunden con el chocar de copas y cocteles inflamados preparados con whisky, pisco (sí, pisco), gin, tequila o ron. Son intrínsecamente internacionales, experiencia que se repite en el Heartbreaker y sus cervezas artesanales o el Bar Ampere donde aperitivos como los negroni, campari, aperol sptriz o gin con gin están a la orden del día.

La impronta tailandesa reinventada se percibe en restaurantes como Chin Chin o en el estupendo Long Chim Thai de David Thompson (su restaurante Nahm en Bangkok está en el puesto 28) ubicado en el moderno edificio Crown donde tiene como vecino a Nobu. En Long Chim Thai sirven un maravilloso postre con durián, fruta famosa por ser “la más apestosa del mundo”.

Este año, en las galas gastronómicas, el restaurante Attica de Ben Shewry subió al puesto 31 en el ránking mundial y se coronó como el Mejor de Australia. También ingresó a la cotizada lista Brae de Dan Hunter ubicado en el pueblo de Birregurra. Shewry, siguiendo la tendencia de la alta cocina, sirve en el menú de 20 pasos hierbas y tulipanes que cultiva en la trastienda del restaurante así como sabrosas láminas de canguro con zanahoria negra que le dejan a uno el estómago contento por varias horas.

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MELBOURNE – CAPITAL GASTRONÓMICA

A Melbourne se la considera la capital gastronómica de Australia con un turismo creciente y sostenido. Tanto así que Latam inaugura en octubre de este año un vuelo directo Santiago-Melbourne para atender la demanda del turista sudamericano. Es una ciudad de arquitectura estrafalaria que combina los vidrios y aceros ultramodernos con fachadas intensas y tradicionales. Pero al mismo tiempo es amable para caminar, con buen transporte público, museos gratis, gente con gran sentido de humor, naturaleza por doquier y un mercado tan grande como el Victoria Market, donde se encuentra desde atún fresco hasta zapatos.

En las calles es usual encontrarse con hipsters y bohemios, niños y ancianos, intelectuales y punks, algunos con tatuajes y piercing y otros con cabellos coloridos levantados como cresta de gallo de pelea. Los graffitis están por toda la ciudad y definen un estilo singular. Abundan tanto las terrazas elegantes como la del vanguardista Hotel QT donde puede tomarse una copa mientras observa los techos de la ciudad o garajes ruidosos como para beber un trago sin etiquetas.

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PASEO EN GLOBO Y UN POCO DE VINO

El Chateau Yering es una hermosa casona de 1854 reconvertida en hotel ubicado en el valle vitivinícola de Yarra, en Melbourne. De ahí partimos una madrugada para subir a un enorme globo aerostático y ver el amanecer desde las alturas con una copa de espumante en la mano. Durante 40 minutos Ballooning Australia nos llevó mágicamente por los aires con el discreto sonido del viento como único acompañante. El valle de Yarra se abrió en todo su esplendor, de vez en cuando un grupo de saltarines canguros se dejaba ver entre los árboles así como ganado wagyu que pasta libremente en los campos de Blackmore.

El valle de Yarra produce algunos de los mejores Pinot Noir, espumantes, blancos y vinos de clima frío de Australia. Aproximadamente ochenta bodegas se ubican entre las suaves colinas que forman parte del valle. Algunas pequeñas, familiares; otras grandes empresas con importantes volúmenes de exportación. Su historia se remonta a 1838 cuando fue la primera región que plantó sus vides en Australia. El valle también tiene una larga tradición de cervecerías artesanales que son fuente de orgullo nacional. Por si fuera poco, en Yarra está la más antigua colonia artística del país con una serie de galerías y estudios donde se puede ver el trabajo de los pintores mientras se disfruta del paisaje.

La visita debe incluir un parada en la destilería Four Pillars. Ellos producen un espectacular Rare Dry Gin ganador de varias medallas doradas en competencias internacionales, amén de mermeladas de naranja con aromas a negroni o campari.

Caminando en medio del bosque encontramos una mesa con mantel blanco, copas de vino blanco y delicatesen como una reconfortante sopa de cola de canguro. Fue el aperitivo apropiado antes de llegar a la granja de Shannon Bennet y conocer su cocina honesta y saludable.

Otra visita obligada es a la chacra-granja-restaurante del cocinero Matt Stone, reconocido como el Mejor Nuevo Talento por la revista Gourmet Traveller y chef ejecutivo de la bodega Oakridge, una de las más importantes del valle. Platos con verduras frescas, quesos caseros, carnes de la propia granja, productos encurtidos, fermentados, macerados y reducción al mínimo del desperdicio y la basura, hacen de Matt Stone un referente mundial de la cocina saludable.

Australia tiene mucho que ofrecer en un viaje de costa a costa con zonas aún inhóspitas y poco exploradas o lugares como la isla de Tasmania donde ya no hay demonios aunque sí una naturaleza agreste y exuberante, con una fauna que sobrevive a despecho del calentamiento global y la destrucción del planeta.

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Por María Elena Cornejo

E-COMMERCE EL POZITO

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