Fundada en 1902, Bodega Catena Zapata es reconocida por su rol pionero en haber hecho resurgir la variedad Malbec y haber descubierto los terroirs de altura al pie de los Andes. Por eso se reconoce su historia como la historia del vino argentino. Nicolás Catena Zapata fue quien delineó el camino hacia un nuevo estilo de vinificación, atreviéndose a desafiar la sabiduría convencional de hacer vino en esos tiempos. Fue un silencioso trabajador que marcó, ciertamente, una etapa en el vino argentino.
Fotos: Catena wines
Nicola Catena, el abuelo de Nicolás Catena Zapata, partió de Italia hacia Argentina en 1898, huyendo de la escasez en Europa hacia una nueva tierra llena de oportunidades. En Mendoza, con su fresco aire de montaña, Nicola estaba convencido de haber hallado la tierra prometida. De hecho, allí plantó su primera viña de Malbec, en 1902. Hasta entonces el Malbec solo había sido empleada como uva de corte en Burdeos. Sin embargo, Nicola sospechaba que podría alcanzar su escondido esplendor en los Andes – intuición que recién florecería un siglo más tarde con su hijo.
Nicolás se dedicó a identificar las mejores zonas para la plantación de viñedos en Mendoza. Consideró que la única forma de dar un gran salto cualitativo era arriesgándose a sobrepasar los límites del cultivo de la vid. En 1992 plantó vides en Gualtallary a 1.500 msnm, este viñedo, el más alto de Tupungato, se beneficia de un clima frío, protegido de las heladas por las montañas circundantes. El viñedo cuenta también con una leve colina y una pequeña montaña. Nicolás decidió llamarlo “Adrianna”, en honor a su hija menor. Así Catena sienta las bases para el posicionamiento de Argentina en el mapa vitivinícola mundial.
De hecho, Nicolás descubre que Mendoza posee cualidades excepcionales para el cultivo de la vid, y que cada zona con su determinada altitud proporciona un microclima ideal para cada varietal. Descubrió que los suelos pobres de los Andes, descartados por los primeros inmigrantes por su baja fertilidad, constituían el suelo ideal para el cultivo de uvas de calidad – un terroir que daba naturalmente rendimientos bajos y donde las uvas maduraban lentamente en el verano, obteniendo vinos de gran balance, elegancia y con taninos sedosos.
Luego vino el desafío de decidir qué hacer con el Malbec. Nicolás no tenía la misma convicción de su padre o de su abuelo sobre el potencial de esta uva. En ese entonces, la mayoría de los vinos buscados por coleccionistas eran cortes de Cabernet Sauvignon o Chardonnay, y Nicolás se preguntaba si el Malbec podría alcanzar algún día dichos niveles de calidad. Durante su estadía como Profesor Visitante en la Universidad de Berkeley, California, en los años 80, Nicolás Catena Zapata tuvo la oportunidad de ver la revolución que los productores de Napa Valley estaban llevando a cabo en su país. Una nueva generación de bodegueros californianos aspiraba a producir vinos de calidad igual o superior a la de los mejores vinos franceses. Los vinos que degustaba en Napa ofrecían un impecable frescor, una marcada intensidad frutal y vívidos dejos a roble.
De hecho, tal consideración fue muy importante para Nicolás en su objetivo de elaborar vinos capaces de competir con los mejores del mundo. En 1985, al fallecer su padre Domingo, Nicolás decidió abocarse a la misión de comprobar si la intuición de su padre era la correcta. Recién al cabo de cinco años de intenso trabajo en el viñedo Angélica, de 85 años, se sintió realmente satisfecho con los resultados, y en 1994 decidió elaborar el vino Catena Malbec.
Más tarde el Wall Street Journal lo rankearía como el Malbec Nro 1 de Argentina, en su primera publicación sobre vinos Malbec. Llevaría una década entera antes de que el Malbec fuese reconocida como una cepa de calidad internacional.
Pero Nicolás debió luego enfrentar otro desafío: ¿Qué selecciones de Malbec plantar en sus viñedos nuevos? Dado que en Argentina no existía ninguna selección clonal de Malbec, decidió importar clones de Cahors, en Francia. Los resultados fueron desalentadores. Dieron granos demasiado grandes y con aromas y sabores rústicos. Nicolás decidió entonces desarrollar su propia selección clonal de Malbec, plantando 135 clones en el viñedo La Pirámide de Agrelo.
De estos 135 clones iniciales, finalmente se seleccionaron los cinco mejores – los que daban granos más pequeños, rendimientos balanceados y mejores sabores, y se los plantó en diferentes microclimas, en diferentes altitudes del Valle de Uco. Actualmente, los “Catena cuttings”, como se denomina a la selección de plantas Malbec de Catena, juegan un importante rol en el perfil de sabores, elegancia y tipicidad de los vinos Malbec de la familia.
“Aprendí de mi abuelo y de mi padre que la calidad de un vino depende del lugar de donde proviene y que es muy poco lo que podemos hacer en la bodega para mejorar lo que la naturaleza nos da.” Nicolás Catena Zapata