En el mapa, la Bodega Colomé se ve como un puntito en medio de la nada, en la enormidad de los Valles de Cafayate, en Salta. Es la bodega en funcionamiento más antigua de la Argentina. De ese páramo, rodeado de los viñedos más altos de Argentina, (que van de los 1,700 y 3,111 msnm,) salió un Malbec puramente “auténtico”, sin paso por madera, que manifiesta todo el potencial de los Valles Calchaquíes. Rinde homenaje a la pureza de los terruños de altura. Ideal para celebrar el Día Internacional del Malbec.
Cada vez más bodegas argentinas se fueron acoplando a esta suerte de mandato internacional de hacer vinos que exalten el terroir, en los que las uvas exhiban todo su potencial y, así, ir dejando un poco de lado la madera y sus clásicas notas de vainilla, caramelo, café o chocolate. En esta línea, nace Colomé Auténtico Malbec, un vino 100% Malbec, que llegó para homenajear a ese primer vino que probó Donald Hess -fundador de la bodega- a mediados de los noventa cuando llegó a Salta y lo hizo enamorar de esa zona.
Este vino de altura es un tributo a los pioneros que plantaron los viñedos y fundaron la bodega Colomé en 1831. Desde entonces, el trabajo en estos viñedos ha sido a través prácticas orgánicas y biodinámicas, con el fin de lograr la “auténtica” expresión del terroir del que proviene la uva y de que ésta reciba la menor intervención posible en el viñedo y en la bodega. Auténtico busca seguir con esa filosofía.
Malbec de altura: expresión de terruño
Malbec excepcional, sin madera y con todos los rasgos que le aporta el singular terruño de Colomé, en la altura salteña a 2,300 metros en los Valles de Cafayate: color oscuro, aromas a frutas negras, excelente acidez y equilibrio. Lo más importante es la armonía que tiene entre la fruta y la frescura, el final persistente, los taninos integrados y su estructura. En nariz se destaca de la mano de una explosión de notas de frutas rojas y negras bien maduras, sobre un intenso colchón especiado.
En boca es un vino definitivamente concentrado, pero a la vez jugosísimo y con taninos dóciles, volviéndolo amigable. A medida que avanza por el paladar libera más de esa fruta y toques balsámicos. Cierra con un largo final y a toda orquesta que ratifica que no es necesario el uso y abuso de la madera para lograr un ejemplar de alta gama.
Thibaud Delmotte, enólogo de Colomé, sostiene que la idea de este vino era la de respetar la tipicidad que dan los Valles. Fue un desafío poner en un primer plano su terruño, comenta. Según Delmotte, por sus taninos, su acidez y su nivel de concentración, “es un vino que, pese a no tener madera, tranquilamente puede evolucionar bien de aquí a los próximos 6 a 8 años“. A la hora de referirse a los aspectos técnicos, el enólogo destacó que no utilizan químicos, sino que se usan levaduras indígenas y que la maloláctica se realizó naturalmente; en tanto que respecto a la crianza “es un vino reserva, pero sin madera, que estuvo 9 meses en tanque y 9 meses en botella antes de salir a la venta“.
Puedes encontrar este vino en las tiendas de vinoteca y licorería El Pozito o en su ecommerce (www.elpozito.com.pe) o en la web de Mistrosanti (www.mistrosanti.com).
Redacción Sommelier