Han pasado más de 25 años desde mi primera incursión en La Preferida. Poco tiempo si tomamos en cuenta que ya tiene 67 años de historia. Desde ahí, debo confesar, que es un lugar al que asisto con regularidad. Desde que abrió sus puertas como una bodega allá por 1956, se ha convertido en el “preferido” de muchos, y es que la calidad de sus insumos y la calidez que envuelve sus locales es indiscutible.
Por Carlos Namisato @cnamisato
Hay 3 razones por las que este restaurante se convirtió en uno de mis favoritos:
- Formato y ambiente
En La Preferida conviven 3 formatos claramente marcados: barra marina, estación de sanguches y mesa.
La barra se trata del primer lugar donde tuve la oportunidad de estar frente a un verdadero concepto de “tapeo”. Veo lo que hay, elijo lo que me gusta y en la cantidad que quiera. Para quienes somos antojadizos, “la comida entra por los ojos”.
En la estación de sanguches la preparación es a la vista y su apuesta es convincente: ir hacia el sanguche peruano, preparado en vivo. Personalmente, me encanta pedirlo desde la barra también.
En mesa, una carta amplia con vocación marina. Ambiente cómodo, relajado, bien iluminado, buena música. Como para conversar, sea en familia o entre amigos.
La variedad de formatos hace que La Preferida sea un lugar para caer a cualquier hora: un desayuno, un brunch de media mañana, un almuerzo de amigos o un buen lonche.
- Invariable calidad
Con el transcurrir de los años mantienen el mismo estándar en sabor y en tamaño de porciones. Es cierto que los precios han ido cambiando con el tiempo. Yo prefiero saber que cuando pido algo viene como siempre. Fundamental para un negocio que se basa en la fidelidad de sus comensales.
En barra marina los clásicos giran sobre los choritos a la chalaca, los pejerreyes a la vinagreta y los pulpitos en diferentes presentaciones. Mi favorito son las almejas al natural (producto impecable). Los shots son una buena opción para quitarse un antojo.
Choritos a la chalaca – Foto: La Preferida
En la estación de sanguches, todos los reflectores nos conducen al jamón glaseado. Y es que diría que es un emblema del local. Con esa mayonesa picante y salsa criolla que lo hacen único. Contundente, crocante, con un toque dulce. Simplemente, el paraíso.
Una opción muy interesante es pedir las versiones de “sanguchitos”. Mis respetos a su pan con pejerrey, chicharrón, queso Huallanca y pavo con palta.
En mesa hay todo tipo de platos, muy orientados hacia lo marino. Pasamos desde las clásicas entradas (causas, ceviches y tiraditos), hasta los platos variados (arroces, pastas, chicharrones, pescados y sopas). En general, todos tienen muy buena sazón y son contundentes.
Mi sugerencia es empezar con un tiradito (Costa Verde o Preferida), el arroz meloso de camarones (o de langostinos si están en veda) o inclusive con una sopa (levanta muertos o chupe de langostinos). Un punto extra para su lomo saltado que tiene un toque distinto en su sabroso jugo.
- La calidez
Para pintar la foto, imaginen un brunch familiar en el local de La Encalada, 11 a.m. de un domingo (con mi esposa y mis 2 hijos adolescentes). Se acerca la persona que nos atiende y nos dice: “¡como crecieron! Pensar que hace unos años llegaban a la barra los sábados por la mañana a tomar desayuno”. Acto seguido, nos presentamos: “Me llamo Julio Oré, tengo varios años trabajando aquí, los veo desde chiquitos”. Todo esto con una cálida sonrisa.
Nos quedamos hablando unos minutos. Julio nos conversa con pasión de su trabajo y menciona el respeto y profesionalismo de los dueños, de la buena empatía con sus compañeros y la jefe de servicio. Nos cuenta como es que pudieron salir juntos de los momentos más duros durante la pandemia.
El factor humano como diferenciador resalta en La Preferida. Y es algo que se ve y se respira en el ambiente.
Finalmente, recalco que La Preferida es un restaurante para ir en diferentes momentos del día. Un emblema de nuestra ciudad.