Por suerte nada nos impide disfrutarlos todo el año, pero si hay una estación reina para los helados, es claramente el verano. Podemos cambiar nuestro sabor favorito para variar un poco, pero nunca dejar de saborear un contundente helado. ¿Cuál es tu preferido? ¿Un helado cremoso de chocolate o uno de hielo de fresa? Esta vez te enseñaremos a preparar helados caseros y cremosos envidiables. ¿Preparados?
Para obtener un verdadero helado de crema, hay que tener en cuenta dos cosas: el proceso de congelamiento y los cristales de hielo que se forman en la mezcla. Cuanto más pequeños sean los cristales de hielo y mayor sea la cantidad de azúcares líquidos añadida a la preparación, el helado tendrá una mejor textura y se notará en el producto final.
Antes de ir con la receta, te damos 4 tips para lograr un helado super cremoso:
- Abrir y cerrar la refri
Como lo prepararemos desde nuestras casas, tendremos que abrir y cerrar la refrigeradora varias veces para mover la mezcla lo más que podamos y romper los cristales de hielo que se van formando.
- Mientras más azúcar, mejor
El azúcar, miel o jarabe de maíz son anticongelantes naturales que evitan la cristalización de nuestra mezcla.
- Las proteínas son importantes
Las proteínas evitan, sobre todo, el crecimiento de los cristales de hielo. Por lo que es importante tener una base tradicional de leche, yemas y nata. Incluso, para aumentar la cantidad de proteínas, algunas personas añaden leche en polvo.
- Grasas
Esto lo dan los lácteos y los huevos, los cuales ayudan a que las moléculas de agua se mezclen con las de grasa para que los cristales de hielo escurran y den sensación de untuosidad.
Ahora sí, conociendo la importancia de los ingredientes, vamos con la receta de helado de vainilla, la cual sirve como base en caso quieras añadir toppings como galletas, chips de chocolate o lo que prefieras.
INGREDIENTES:
290 ml de nata para montar (>35% grasa)
290 ml de leche evaporada
3 yemas de huevo
90 g de azúcar
1 cdta. de extracto de vainilla
INSTRUCCIONES
- Mezclamos las yemas con la leche, el azúcar y la vainilla, y calentamos suavemente directamente sobre el fuego.
- Removemos sin parar con unas varillas o cuchara de madera hasta que espese (si tenemos termómetro, esto ocurre a partir de los 72-75º, pero no debemos pasarnos de 85º). Después, rascaremos el fondo continuamente, pues es donde tiende a cuajar la mezcla con mayor rapidez. Cuidado con los grumos, si aparece alguno ¡tranquilo! podemos meter luego una batidora de mano.
- Pasamos la mezcla a un recipiente apto para el frío y lo tapamos con papel film antes de meterlo en la refri por toda una noche para que los sabores se asienten.
- Cuando la mezcla esté bien fría, montamos la nata hasta que esté semidura (cuidado con pasarse y convertirla en mantequilla). Mezclamos la nata semimontada con movimientos envolventes y enfriamos de nuevo una media hora.
- Lo sacamos, lo movemos para darle un poco de aire a la mezcla y lo volvemos a meter en la congeladora hasta que endurezca y ¡A disfrutar!
¡Recomendamos servirlo con bastones de chocolate o barquillos!
Fuente: El invitado de invierno