Sentarse a conversar con Antonio Morescalchi, aventurero del vino y fundador de una de mis bodegas favoritas como es Alto Las Hormigas, es de esas caricias que te da este oficio. Desde el primer momento conecté con el concepto de la bodega, con su nombre, la historia detrás de las hormigas, su filosofía de trabajo; sentía sus vinos diferentes, había algo que me jalaba, algo con lo que conecté. Dicen que eso tiene el vino, encanta.
Por Margite Torres Postigo
Alberto hacía 20 años que no venía a Lima. Hoy, con un poco más de conocimiento y recorrido, con 56 años, nos habla de su proyecto en Mendoza, uno más maduro, que ha visto crecer por casi 30 años; el que soñó en su natal Florencia y el que lo hizo cruzar el charco para hacer saber al mundo su manera de ver el vino.
“Tenía 27 años cuando llegué a Mendoza con mi socio Alberto Antonini, en 1995, éramos muy jóvenes. Tuvimos una visión o la certeza, de que podía haber un perfil para la exportación del Malbec. En esa época la industria vitivinícola argentina atravesaba una crisis y el Malbec estaba en el mínimo histórico como variedad plantada. Se vendían marcas, no cepas, le apostaban mucho al Cabernet Sauvignon. Entonces, nosotros llegamos a darlo todo por una variedad, la Malbec, que tenía historia, pero no mercado. Fue una empresa imposible que tuvo éxito. Así empieza la historia”.
En ese momento, cuenta Antonio, el modelo de éxito en Sudamérica era Chile, “pero producía copias económicas de los vinos de Napa y Borgoña. No tenía una propuesta diferente que ofrecer al mercado”, agrega. Mientras él y Antonini tenían la idea de construir un vino con identidad. Para ello, se necesitaba “una mente sin prejuicios, sin condicionamientos”, comenta.
“Nuestro modelo de vino era el artesanal, el de escala pequeña, donde las personas hacen la diferencia. Es el vino sin protocolos de producción, un vino suntuario, de lujo”, agrega Morescalchi.
Para Morescalchi y Antonini la conciencia del gran potencial de Mendoza fue la clave que los impulsó desde el primer momento. “Fuimos desarrollando más la personalidad de Mendoza, de sacarle un estilo propio al Malbec. Con el tiempo aprendimos a leer los suelos y el alma de Mendoza. Hoy nos basamos en desarrollar un modelo que evidencie su unicidad, en lo que solo este lugar puede dar”.
“Para nosotros nunca fue una cuestión de copiar, nunca tuvimos el complejo de mostrar de que estábamos a la altura de otra región del mundo. Siempre pensamos que el potencial era de gran nivel, solo que se necesitaba paciencia para expresarlo”. Antonio Morescalchi
Los cambios: Jardín de los Amantes y Meteora
“Siempre fuimos flojos en marketing, para nosotros el eje es el líquido. Pero al estar en contacto con mercados y especialistas, uno recibe mucho feedback y hay que tener la humildad de escuchar. Vimos que nuestras etiquetas eran muy parecidas entre ellas, entonces nos pusimos a trabajar en ello, en la comunicación visual de lo que había dentro”, comenta Antonio.
Uno de los cambios es el tipo de botella, apostaron por la de estilo borgoña, que “habla del terroir, de Borgoña, donde se trabaja por parcelas. Ahí tú no sabes quién es el productor, sino de cuál parcela viene. Ellos son los reyes de este concepto. La botella es parte de este mensaje”. Esta botella explica muy bien la propuesta detrás de este proyecto. Mostrar la diversidad de los suelos de Mendoza a través del Malbec impulsando la biodiversidad en el viñedo y un concepto de agricultura holística, biodinámica y regenerativa.
En Alto Las Hormigas conciben el vino como producto del entorno en el que crecen las vides en contacto con la flora y fauna locales. El valor de la vida en el suelo es una de sus creencias más firmes y que los cimientos de un buen vino se encuentran en un suelo saludable, con todo tipo de especies y vida en él. El viñedo es visto como un bosque, por eso la palabra “Jardín”.
“Hacemos vinos únicos, de más arraigo, donde la finca desarrolla su propia personalidad y refuerza la expresión del lugar, su alma, su esencia. De eso se trata un vino, que te hable del suelo donde nace. Eso te lleva a catarlo de otra manera, a valorarlo por otros aspectos”, agrega Antonio.