Conocido como Selección Especial Petit Verdot Tannat, el vino es una fusión de dos cepas de origen francés muy bien adaptadas a las condiciones del valle de Ica. Con el ADN del viñedo Tacama, fue el único vino peruano que triunfó en el XIX Concurso Internacional de Vinos Bacchus. Medalla de oro, tal y como se lo merece.
La cita fue en Madrid. Allí se llevó a cabo la edición XIX del Concurso Internacional de Vinos Bacchus. “El certamen fue creado por la Unión Española de Catadores (UEC), que organiza los tres concursos más importantes en España. Asimismo, desde 2004 forma parte de la Federación Mundial de Grandes Concursos de Vinos y Espirituosos (VINOFED), lo que consolida su valor a nivel mundial”, afirma César Huanachi, Head Sommelier de Osaka.
Esta vez, participaron 1 692 vinos de 15 países diferentes. La cata fue realizada por 83 expertos de 21 nacionalidades, entre periodistas, prescriptores, Masters of Wine, enólogos y sumilleres, como Rasmus Marquart, Steffen Riis Christiansen, Tim Triptree, Gabriela Zimmer y Rocío Amador. “Se prueba a ciegas, así como a una correcta temperatura y con la misma cristalería para medir a todos los competidores con las mismas herramientas”, cuenta Pedro Guerrero, sommelier de Tambo de Tacama.
Las medallas que se entregan, a un máximo de 30 % de participantes, son las Grandes Bacchus de Oro, Bacchus de Oro y Bacchus de Plata. El vino Selección Especial Petit Verdot Tannat de Tacama ganó una de las medallas Bacchus de Oro. “Que un vino del Perú obtenga un premio como este habla muy bien del avance que se está logrando y del rumbo que está tomando la elaboración de vinos en el país”, dice César Huanachi. “Desde 2015, Tacama participa en el Bacchus y siempre traemos alguna medalla. Para conseguir la de oro, no basta con que sea un buen vino. Tiene que ser sobresaliente y de calidad universal”, añade Frédéric Thibaut, enólogo de Tacama.
DE PURA CEPA
El vino Selección Especial Petit Verdot Tannat, además, ha sido el único vino peruano premiado en esta edición de Bacchus. Detrás de la botella hay toda una historia. Se trata del integrante más antiguo de la línea Selección Especial de Tacama. Está hecho con dos variedades de uva, la Petit Verdot y la Tannat, ambas importadas de Francia desde inicios de los 80. “Rápidamente, demostraron una buena adaptación a las condiciones naturales de Ica”, revela el enólogo de la marca.
La Petit Verdot es una uva delicada, intensa, difícil de cultivar, muy exigente en los trabajos manuales y de muy baja producción. Sin embargo, el resultado en copa tiene una sola característica: formidable. “Originaria de la zona de Burdeos, la considero la variedad más fina y femenina de Tacama”, confiesa Thibaut. Ahora, el vino ganador también incorpora la uva Tannat, una cepa generosa. “Con sus raíces en Madiran, da vinos potentes, estructurados, de mucho color y carácter. Y, sin duda, combina perfectamente con la Petit Verdot”, indica Frédéric Thibaut.
Ambas variedades se vendimian y vinifican por separado. “Luego, se degustan y, cada año, se realiza la mejor mezcla posible. No hay receta que se repita”, asevera Thibaut. De esta manera, se logra un vino de gran armonía y de personalidad marcada. “El Selección Especial Petit Verdot Tannat tiene buena estructura en boca, mucha persistencia, potencia, pero sin exageración de fuerza. Tiene delicadeza, pero sin que quede corto o delgado. Y tiene mucha complejidad en su gama aromática: frutas negras —ciruela, cereza, mora— y especies”, agrega el enólogo de Tacama.
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
El siguiente paso: saborear el Selección Especial Petit Verdot Tannat. Se sugiere servir 150 ml en la copa —ideal una Ouverture Double Magnum de Riedel, que concentra los aromas— y a unos 16 ℃. Para lograr la temperatura, basta con que se ponga la botella unos 30 minutos en la refrigeradora.
Se trata de un vino que, si bien puede beberse solo, va perfecto acompañado de varios tipos de comida. Nuestra elección: pasta con ragú de carne, costillar arequipeño, lomo saltado, un corte de entraña a la parrilla con chimichurri o una carapulcra con sopa seca. Ojo, este último platillo se luce en el restaurante Tambo de Tacama.
“Todos los platos mencionados poseen estructura, densidad, notas ahumadas, en ciertos casos especias y algo de grasa, que será limpiada con los taninos y la acidez del vino, y que dejará listo nuestro paladar para el siguiente bocado. Ni los platillos de comida ni el vino van a sobrepasar los sabores del otro. En otras palabras, la armonía misma”, afirma el sommelier del Tambo. No quedará una sola gota en la botella.
NP