Preparamos esta sencilla, pero completa guía para que escojas el mejor maridaje para diferentes cortes de carnes rojas con vinos tintos, a propósito de que celebramos el Día mundial del vino tinto en unos días.
Un maridaje indiscutido para los vinos tintos son las carnes rojas. Pero ¿te has preguntado por qué? Es gracias a los taninos del vino, que provienen de las pieles y las pepas de la uva, y que son reactivos a las proteínas. Por esta razón sentimos aquella sensación de sequedad en la boca al beber un vino tinto. Son los taninos que, al entrar en contacto con la proteína de nuestra saliva, hacen que esta pierda sus propiedades lubricantes. Si introducimos un trozo de carne a nuestra boca, los taninos se unen a las proteínas de la carne. Así, nuestra saliva no pierde el poder total de lubricación, y esto se siente muchísimo más amable en el paladar.
La sal también juega un rol importante. ¿Sabías que la sal que le añadimos a la carne hace que el vino se sienta más suave todavía? Por estas razones, algunos creen que lo más importante a la hora de escoger un vino no es el corte de la carne, sino el tipo de preparación o la salsa que la acompaña.
Para los cortes magros
Sin lugar a duda, el filete de vacuno es el corte más blando y magro de todos. Un cuadril o lomo, por ejemplo. Lo mejor, en estos casos, es escoger un vino frutoso, jugoso y de cuerpo ligero como un Pinot Noir sobre todo si eres de aquellas personas que prefieren la carne a punto. Si lo preparas a la parrilla, un vino tinto de cuerpo medio como un Merlot complementará muy bien las notas ahumadas de la carne junto a sus suaves y elegantes taninos. Estos vinos también funcionan bien con aves a la parrilla, un roast beef u otros cortes magros como el lomo liso o bistec a la plancha.
Recomendación: Leyda Reserva Pinot Noir
Para los cortes grasos
Cuando la carne tiene más grasa, su sabor es más profundo. Esto permite que soporte mucho mejor un vino robusto con taninos marcados, ya que, como explicamos al comienzo, los taninos del vino trabajarán limpiando toda la grasa del paladar.
Es el caso de cortes como T-Bone, lomo, entraña o bife de chorizo, por nombrar algunos, dos variedades acompañan muy bien a estas carnes: Cabernet Sauvignon, y Malbec, quizás puedan probar con un blend que incluya Syrah o Tannat. Ambas destacan por su elegancia, junto a unos taninos que les aportan textura y cuerpo.
Recomendación: Gran Reserva N° 1 Intipalka
Para las carnes maduradas
Las carnes maduradas en seco, también conocidas como dry-aged meats, destacan por tener un aroma y sabor mucho más concentrado. A la vez son más jugosas, tienen mejor textura y son un producto mucho más complejo. Por lo mismo es que se sugiere acompañarlas de un vino equivalente, es decir, con guarda prolongada y complejidad como un Carmenère profundo y concentrado que llene la boca con sus taninos, un Cabernet Sauvignon o Cabernet Franc, que muestren una profunda concentración de sabores con taninos firmes.
Recomendación: Vittoria Reserva Cabernet Sauvignon
Para las carnes con acompañamientos y salsas
Entre las especias más utilizadas para acompañar carnes, la pimienta negra nunca falla. Para acompañar salsas a base de pimienta, piensa en un Carmenere o Syrah. Mientras que, para salsa a base de hierbas, como el clásico chimichurri, un vino como Malbec de taninos firmes.
Si prefieres las salsas intensas para preparar platos como las costillas de cerdo con salsa BQQ, vinos bien frutosos como un Malbec de Valle de Uco. Finalmente, cuando cubres una carne con otra salsa, la mejor opción es optar por vinos tintos robustos que equilibren el peso y la intensidad de su sabor.
Recomendación: Séptima Obra Malbec
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Redacción Sommelier